lunes, 24 de agosto de 2020

Comunicación e incomunicación: ¿Con cuál te quedas?



  A mi parecer, en todas las relaciones humanas del tipo que sean la comunicación es un elemento esencial, vital, pues sin esta existir los malos entendidos, las discusiones inservibles e innecesarias, y los problemas pueden sucederse de un modo estrepitoso que, sin duda alguna, se terminarán convirtiendo en un alud que lo destrozará todo y causará muchísimo daño a ambas partes.
  En el BDSM, como siempre sostengo, todo se ve magnificado debido a la potente implicación de ambas partes y al vínculo intenso que termina uniendo al Amo con su sumisa, de modo que la comunicación, como todo lo demás, se torna trascendental para que haya una relación perfectamente consensuada, segura, sensata/sana, respetuosa, sincera y de confianza mutua.
  En la presente entrada tengo la intención de revisar como la comunicación entre el Dominante y su propiedad es tan beneficiosa como el CSS/CRS, compartiré igualmente un par de vías de comunicación que me parecen muy positivas a la par que originales, y como no, pondré de relieve las consecuencias que una mala o inexistente comunicación puede traer consigo y los perjuicios que para ambas partes acarrearían dichas consecuencias.

1º. LOS BENEFICIOS DE UNA BUENA COMUNICACIÓN, ANTES Y DURANTE LA D/S

  Siempre he defendido la importancia que tiene conocer a la persona tras el rol, no en vano ni Dominantes ni sumisas son sólo lo uno y lo otro, y por lo tanto para someterse y dominar adecuadamente se ha de conocer a quien hay detrás, toda vez que ese conocimiento propiciará una transparencia que servirá para generar la confianza necesaria cara a alcanzar una D/s sana y segura para ambas partes.
  Así, la comunicación se torna un instrumento poderoso de adquisición de conocimientos previos a iniciar la D/s, en tanto en cuanto en este primer nivel se han de dar a conocer los límites, las preferencias, los problemas de cada una de las partes, la disponibilidad, y, por supuesto, lo que cada uno puede esperar de dicha relación, sea puramente D/s o más enfocado a la pareja-BDSM. Por supuesto no se trata aquí de contar con un cuestionario y lanzar preguntas sólo enfocadas en el rol, sino propiciar las condiciones para mantener una comunicación fluida, convirtiéndola en una suerte de puzle a través del cual ir construyendo una imagen mental, emocional y personal de quien tenemos delante.
  ¿Y qué se conseguirá con ello? Con este instrumento poderoso en nuestras manos las partes pueden asentarse sobre cimientos sólidos, conocer a quien se pretende dominar o saber si se quiere someter a esa persona que hemos ido construyendo, para así elegir si se quiere continuar o bien se quiere poner punto final y no avanzar más, después de todo no hay que olvidar que libremente se entra y libremente, si se desea, se marchará.

  Por supuesto, y como bien señala la rúbrica de este ítem, la comunicación ha de extenderse a lo que es la relación D/s en sí y nunca ha de perderse de vista, no en vano esta es el ingrediente básico y primordial de la fórmula mágica para alcanzar ese vínculo intenso, esa conexión mística entre Amo y sumisa.
-Gracias a una buena comunicación el consenso será claro y transparente, no habrá errores y los límites serán bien conocidos por ambas partes, lo que supone un comienzo prometedor. El Dominante no se excederá en su dominio y no transgredirá aquellos, conocerá a la persona tras el rol y podrá dominar desde el conocimiento, enriqueciendo su rol y extendiéndolo de tal manera que podrá dominar el alma y la mente de la sumisa. Así mismo, la propiedad conocerá a su señor y a quien hay tras él, lo que desembocará en una sumisión espléndida, que no requerirá apenas preguntas para complacer, sino que podrá hacerlo de propia iniciativa y esto es algo que, a mí personalmente, me gusta mucho.
-Gracias a la comunicación y al consenso, se contará con seguridad. Sabiendo muy bien los límites de cada uno, y habiéndose consensuado los términos de la D/s y su afección, se contará con los recursos necesarios para vivir una experiencia BDSM magnífica, plena y, ante todo, segura, toda vez que el Dominante no excederá las fronteras conocidas y consensuadas, y la sumisa podrá confiar en él y sentirse segura bajo su amparo y dominio… ¿Funciona o no la comunicación? De momento tenemos una D/s cimentada sobre ella, bien consensuada y segura.
-Gracias a la comunicación, el consenso y la seguridad, nuestra relación D/s es sana y sensata. Con la comunicación llega el consenso, con este se alcanza la seguridad, y finalmente la combinación de ambas proporciona sensatez, lo que nos ha permitido construir algo sano, positivo, que ambas partes disfrutan, hay un Dominante sano y sensato y una sumisa sana y sensata, que sabe que está segura y que puede comunicarse con su señor sin miedo a réplicas duras, desprecio o rechazo… ¿A que la comunicación no está tan mal? Tenemos una D/s bien construida, con un consenso claro y transparente, que no sólo contempla al rol sino que engloba también a la persona detrás, por ende también hay seguridad, y con esta llega la sensatez.
  Pero claro, hay mucho más, ya que con la comunicación llegan otros beneficios como son la sinceridad, pues ambas partes tienen una comunicación basada en la sinceridad y, por lo tanto, se ha generado una fuerte confianza que permite explorar al máximo el BDSM y todo lo que nos ofrece… ¡Vaya! Pero aún queda un último detalle: Con todo lo anterior viene también el respeto, un elemento clave y que hará que ambas partes se sientan cómodas y entregadas en un 100% con sus respectivos roles, lo que redundará en una relación envidiable.

2º. UNA IDEA, UN PROYECTO

  ¿Sabéis por qué empecé a escribir este blog? Porque quería ir plasmando mis sensaciones, pensamientos y madurez como Dominante… ¿Y con qué fin? Porque considero que la pluma tiene un gran poder, y ya no sólo cara a los demás, sino también hacia nosotros mismos, nos permite realizar una constante introspección, conocer nuestras ataduras, nuestras sombras, nuestros límites, nuestra forma de entender nuestro entorno en base a lo que sentimos y pensamos, es, en definitiva, un instrumento valiosísimo para saber quienes somos.
  Es por ello que considero interesante que nuestras propiedades, y esto no deja de ser un consejo/sugerencia, tengan en su haber un diario, ya no personal, que también resultaría muy interesante, sino uno de ellas como sumisas, a la vez que nosotros poseemos el nuestro propio. ¿Y ello por qué? Porque de esa manera se pueden detectar más fácilmente los problemas, los errores y los fallos que pueden tener lugar en las sesiones o en la propia relación D/s.
  ¿Y qué podemos conseguir con lo anterior? Fácil, que a la hora de comunicar cambios, sensaciones y emociones esto sea más fácil y sencillo, más transparente. Sé que parece un trabajo tedioso, pero estoy seguro que si esto se hace, y al menos una vez al mes el Amo y su propiedad se sientan y comunican libremente sus impresiones respecto de la relación, pueden captarse y solucionarse pequeños fallos o errores imperceptibles en un día a día y que, a la larga, sumándose a otros, pueden causar que todo se desmorone.
  Una vez más la comunicación, ya no sólo entre Amo y sumisa sino entre ellos con su interior, puede transformarse en el aliado perfecto para construir y avanzar en una relación D/s, con independencia de su tipología, sana, rica y magnífica, casi mágica, acrecentando de paso el vínculo creado y llevando a los integrantes por una senda de exquisito dominio, maravillosa sumisión, placentero dolor y doloroso placer.

3º. DONDE HAY INCOMUNICACIÓN, HABRÁ FRACASO SEGURO

  Todo lo contrario a lo que hemos expuesto es la incomunicación, normalmente asociada al egoísmo, el desinterés y el BDSM errado, una tónica que últimamente se ha extendido entre los Dominantes, tal como lo he expuesto en anteriores entradas.
  No es difícil reconocer a los dominantes payasos o falsos, lo primero que hacen al interactuar con una sumisa es, precisamente, mantener una mala comunicación, preguntándoles e interesándose por sus gustos únicamente en el BDSM, inquiriendo en relación a sus límites (que dan por erróneos), exigiéndoles un tratamiento que no se han ganado, etc. Esto per se no es mala comunicación, sino que directamente es incomunicación, en tanto en cuanto lo que prima es sus ansias de conocer sólo al rol para ver cómo pueden utilizarlo en su beneficio egoísta, ignorar a la persona que hay tras él y preocuparse por sus propios intereses… No quieren conocer, no quieren saber y comunicarse, quieren sólo satisfacer su morbosidad y saberse dueños de alguien a quien ni siquiera conocen.
  Una relación cimentada sobre estas bases carece de toda solidez y sólo está compuesta por una única persona preocupada de sí misma y de sus hábitos e ideas, de modo que no resulta difícil especular que está evocada al fracaso y que, por desgracia, quien peor saldrá de ella no es otra que la sumisa que se convierte en una especie de objeto sin alma, privado de voluntad y que sólo actúa espoleada por el miedo y el desconocimiento.
  Si la sumisa no detecta al dominante payaso, o se cree que eso es un Dominante sólo porque él se lo asegura (normalmente apoyándose en no sé cuántos años de experiencia), y presa igualmente de su desconocimiento, se sumergirán en una D/s tóxica y nociva, donde sólo priman los placeres, gustos y la satisfacción del mal amo. No habrá comunicación, no habrá límites, no habrá respeto ni confianza, sólo habrá frialdad, despotismo y maltrato, porque se pongan como se pongan estos advenedizos, su falso estilo no es más que machismo y violencia mal disfrazada.
  La comunicación, por tanto, es esencial, tanto como el respeto, la sinceridad, la confianza y el CSS. Una comunicación fluida y sincera desde el comienzo, permitirá forjar una D/s sana y consensuada, lo que arrastrará a sus participantes directamente al abismo del placer y del auténtico BDSM

Sirius B

martes, 18 de agosto de 2020

Charlemos un poco sobre los castigos



  Este es un tema muy poco recurrente en foros y grupos de Facebook, desconozco la razón, pero creo que ello se debe a lo personalísimo que resultan los castigos según cada quien, a modo de ejemplo, hay Dominantes que tienen tablas hechas previamente, es decir, califican las faltas en leves, graves y muy graves, y en base a esta calificación atribuyen unos puntos sobre los cuales determinan el castigo que procede a tal o cual transigencia. El problema que tiene este sistema a mi parecer, es que tras un determinado tiempo la sumisa puede aprender a regular sus acciones para conseguir tal o cual resultado, lo que a la postre termina matando un poco la magia ya que le quita la espontaneidad. Hay quien directamente no castiga, sino avisa y cuando va a aplicar el castigo con el que lleva amenazando a lo largo de infinidad de advertencias, la sumisa cambia su actitud, pide perdón y se muestra en extremo dócil, consiguiendo así librarse del castigo. Demás está decir que este sistema tan permisivo despoja a la relación D/s de toda esa erótica de fuerza y poder que la caracteriza y la hace única.

1º. ¿CÓMO DEFINIR EL CASTIGO?

  En el BDSM el castigo tiene dos connotaciones, por un lado, la del castigo propiamente dicho como reforzamiento y corrector, connotación que no es exclusiva de nuestro colectivo, y por otro, como elemento cargado de erotismo y sexualidad que contribuye a mantener la relación D/s como tal, en tanto en cuanto es una de las manifestaciones físicas del poder del Amo sobre su propiedad. Así, y en base a estas connotaciones, podríamos decir que el castigo es una manifestación del poder del Amo sobre su propiedad, potestad que ejerce con el fin de disciplinar, educar y corregir a su sumisa.
  Por supuesto el castigo, como práctica circunscrita al BDSM, debe llevarse a cabo en cumplimiento de las 3 bases de nuestro colectivo, a saber, consenso, seguridad y sensatez, sin olvidar que tras aquel ha de existir motivaciones razonables, esto es, no resulta admisible castigar a la sumisa por el mero placer de hacerlo, toda vez que para disfrutar de la humillación o el dolor existen prácticas pensadas específicamente para ello.
  A mi criterio los castigos han de ser espontáneos, o sea, que según cada momento y circunstancia se determine por el propio Amo qué castigo imponer dado que, si seguimos el ejemplo anteriormente mencionado de las tablas, como dije se pierde la magia, la gracia en tanto en cuanto la sumisa puede perfectamente moverse en los límites.
  Por otro lado, y esto también es una apreciación mía, los castigos pueden ser grandes instrumentos de los que servirnos para reconducir alguna conducta o comportamiento dañino de nuestras sumisas, eso sí, siempre que no sobrepasemos sus límites y sopesemos muy bien cuánto bien y cuánto mal podemos hacer y gane el primero.

2º. CASTIGOS Y RESTRICCIONES

  Junto con los castigos físicos encontramos las privaciones o restricciones, de decir, la retirada de algún privilegio o de algo que puede molestar a la sumisa. Por ejemplo, si se han acordado cierto número de horas para su esparcimiento personal, ocupar unos minutos de esas horas para cumplir cierta tarea o penitencia, como puede ser escribir en un folio lo que hizo mal o estar contra la pared de rodillas.
  No obstante hay que tener muy claro cuál es la diferencia entre derechos de la persona y privilegios de la sumisa, no os creáis, hay quien no lo tiene tan claro y se cree que visitar a la familia o hablar con los amigos son privilegios de la sumisa y no derechos de la persona. Castigar a una sumisa con no ver a su familia, o que no hablará con los amigos, aislarla en cierta manera, no es BDSM, sino que raya la delgada línea del maltrato.
  Por ejemplo, se puede castigar a la sumisa mediante sus gustos en las sesiones, bien conocidos por su Señor, y si a ella le gusta, digamos, el sexo oral y nosotros, como personas sensatas satisfacemos este gusto, pues se le puede privar de ello durante x sesiones a modo de privación de privilegio.

3º. LA LEY DEL HIELO COMO CASTIGO

  Desde siempre he abogado por la compatibilidad entre BDSM, afecto, amor y ternura (tengo una entrada sobre este tema) y creo que proporcionar dulzura a nuestra sumisa, incentivar su entrega mediante la correspondencia de ella con caricias, besos, detalles, otorgamiento de privilegios en las sesiones o en la propia relación, etc., es lo mínimo que ha de hacer un Amo para mantener un clima adecuado y sano en la relación, sin perder de vista que este tipo de conductas positivas ayudan más que los propios castigos a motivar a la sumisa a crecer como tal y como persona.
  No obstante hay un castigo muy relacionado con este comportamiento, y es el famoso castigo de la ley del frío, del hielo o del silencio, como bien gustéis, y consiste básicamente en privar a nuestra sumisa de esa ternura, de ese amor, en la medida de lo posible por supuesto, y castigarla con la indiferencia durante un tiempo determinado.
  He leído de sumisas que este tipo de castigo les duele más que cualquier azote o postura forzada, ya que sienten lejos a su señor, se sienten mal por su comportamiento y buscan recuperar la normalidad en un corto plazo de tiempo. Sin embargo, y esto me gustaría aconsejarlo no por experiencia personal sino por el testimonio de sumisas que lo han vivido y he tenido la fortuna de leer, el impacto psicológico no es despreciable y alargar este castigo por demasiado tiempo puede resultar hasta traumático y dañino, de modo que, y esto vuelve a ser una apreciación mía, la ley del frío ha de ser un último recurso tras haber fallado todo lo demás.

4º. RECONDUCCIÓN POSITIVA: UNA GRAN ALTERNATIVA AL CASTIGO

  Tal vez haya Amos a los cuales no les sea de agrado castigar físicamente o privar a su sumisa de algún privilegio, algo completamente respetable pero a mi criterio erróneo por las razones antes expuestas.
  Pues bien, existe una alternativa a esto: La reconducción positiva, es decir, premiar los buenos comportamientos y los aciertos de la sumisa con privilegios y premios. ¿Funciona? Seguro que sí, pero a mi parecer le quita tanto encanto al BDSM como el excesivo abuso de poder.
  Es por ello que yo siempre defiendo la compatibilidad entre castigos y premios, toda vez que una cosa no es excluyente de la otra, de forma que si recompensamos los buenos comportamientos de nuestras sumisas, recompensamos sus iniciativas, y castigamos sólo las faltas y errores reales y razonables, podemos cumplir con la premisa aristotélica de “en el centro está la virtud” y poder así tener una relación D/s sana y fantástica.

Sirius B

lunes, 17 de agosto de 2020

Ya basta de degenerar el BDSM



  Empiezo a hartarme de los advenedizos que parecen ignorar qué es el BDSM, cuál es su esencia y cuáles son los límites propios del mismo, fronteras que cuando se atraviesan degeneran y pervierten por completo esta forma alternativa de vida y de entender la sexualidad, ¿y todo por qué?, pues porque al parecer no tienen claro el significado de las siglas B D S M y terminan convirtiendo estas 4 letras en una palabra sinónimo de machismo, empleo doméstico gratuito, prácticas ilegales de zoofilia, o bien terminan instrumentalizándolas y sirviéndose de ellas para anular a las personas que hay tras las sumisas y convirtiéndolas en robots autómatas y sin voluntad propia o poder de decisión.
  Tengo la intención, en esta breve pero concisa entrada, de manifestarme al respecto, condenar y repudiar el comportamiento de estos sujetos, de estos falsos dominantes que parecen ignorar lo que es realmente BDSM y terminan sumergiéndolo en ácido, en una fórmula de ignorancia, degeneración y maltrato machista que desemboca en la pésima imagen que tiene el mundo de nuestro colectivo y de los que sanamente disfrutamos de él.

1º. LAS SIGLAS

  BDSM se compone de las siglas de bondage, disciplina, dominación, sumisión, sado y masoquismo… ¿Puede decirme alguien dónde demonios se incluye la zoofilia en esto? Igual yo soy un tarado y no lo entiendo, pero en ninguna de estas siglas se incluye la z de zoofilia.
  He ido a multitud de charlas, he escuchado a Dominantes y Dóminas con décadas de experiencia, y entre todas las prácticas que a través de sus coloquios he conocido la zoofilia ni siquiera es mencionada tangencialmente… ¿Qué pasa, que BDSM es sinónimo de perversión? ¿Será que el bondage, la disciplina, la dominación, la sumisión, el sadismo y el masoquismo son sinónimos de degeneración y yo no me he enterado?
  Que se incluyan prácticas como el animalismo o se hable de mascotas como sinónimo de los sumisos y sumisas, no implica que se meta a animales de verdad de por medio… ¿Qué va a ser lo siguiente, como hay Little y baby-rol, colegialas y lolitas, lo siguiente va a ser hablar de pedofilia? Porque claro, como se practican esos roles y el BDSM todo lo permite… ¿Quién ha dicho que el BDSM es un saco de las perversiones? Por favor que alguien me lo explique, porque francamente yo no lo entiendo.

2º. EL BDSM COMO PANEL PARA BUSCAR EMPLEADA DOMÉSTICA

  Esto es otra práctica que se va extendiendo entre los “dominantes”, quienes en lugar de buscar sumisas para practicar BDSM, se creen que nuestro colectivo es el lugar perfecto para encontrar empleadas domésticas a tiempo completo y encima gratis… ¿Qué demonios es esto, Infojobs, Mil Anuncios? Esto es BDSM, señores, y una sumisa ante todo es una persona, una mujer con sus valores, principios, necesidades y voluntad (aunque de esto también hablaré más abajo que tengo mucho que decir al respecto), no es alguien a quien se le marea la perdiz para ganar una empleada que esté a mi servicio, me haga las labores domésticas, viva para servirme y todo porque me escudo en que yo soy el Amo y ella la esclava/sumisa, olvidando todo lo demás porque claro, como tiene que obedecerme ciegamente y sin cuestionarme… Menudo chollo, ¿no?, tengo empleada doméstica, esclava sexual y compañía, todo de una y encima gratis.
  He conocido Amos/esclavas, y ojo con esto, no sumisas, esclavas, que con su señor se han repartido las tareas del hogar… Porque el BDSM es una forma alternativa de vivir la sexualidad, la vida y las relaciones, nos proporciona medios seguros para llevar a cabo nuestras fantasías y es un colectivo muy diverso y rico, pero no un tablón de anuncios donde encontrar empleo doméstico gratis, que encima se compra con falsas promesas y mentiras disfrazadas de relación D/s.

3º. SER DOMINANTE NO SIGNIFICA SER AMO Y DOMINAR A TODAS LAS SUMISAS DEL MUNDO

  El tema de los falsos Dominantes ya empieza a ser preocupante, y ya lo he tocado muchas veces a lo largo del blog, pero aún así, para quien no se ha enterado de qué va esto, o necesita que se le refresquen las ideas y actualizar el sistema operativo, haré un repasito rápido:

-No todos los Dominantes son Amos, pero sí todos los Amos son Dominantes. ¿Qué quiere decir esto? No toda sumisa que se cruza en nuestro camino se convierte automáticamente en nuestra propiedad y nosotros en su Amo, no funciona así, aquí no es yo me cuelgo el letrero de Dominante y abracadabra, todas las sumisas tienen que obedecerme. La obediencia se gana, señores, no se impone, la entrega sumisa es un premio, una meta, no una obligación de la otra parte por el mero hecho de haber elegido el rol sumiso, y no porque se tengan 1000 años de experiencia en esto se es el Amo perfecto que toda sumisa desearía y por tanto todas se derriten y han de obedecer. Lo único que se consigue con estas actitudes es quedar en ridículo, engañar a sumisas inexpertas y transmitirles una falsa impresión de lo que es un Dominante o de lo que es el BDSM, y si encima les soltamos perlas del tipo “quiero que renuncies a todo por mí y me sirvas en casa cual criada” o “¿te importaría practicar zoofilia?”, ya completamos el esperpento.

-Ser sumisa no es sinónimo de objeto sin alma ni voluntad propia. Hasta mis oídos han llegado testimonios de sumisas que me cuentan como en salas de chats, grupos de Facebook y foros de temática  BDSM, todo “dominante” que les habla las reduce simplemente a nada, a un rol, y encima las despojan de voluntad, poder de decisión sobre sí mismas y les advierten que, como su señor, han de obedecerle ciegamente, sin cuestionarlo y sin límites más que aquellos que ellos mismos les otorguen, si es que les otorgan alguno. ¿Me puede explicar alguien dónde el protocolo indica esto? ¿En qué lugar el código de conducta sostiene que toda sumisa que se cruce con nosotros, quiéralo o no, a de someterse ipso facto a nuestra voluntad y renunciar a la suya? ¿Acaso estos advenedizos son tan sumamente cortitos que llevan la literalidad al extremo más bárbaro? El BDSM y el ser Dominante, no significa que todas las sumisas del mundo nos pertenecen, que podemos hacer con ellas lo que queramos sin límite alguno y que nuestra voluntad, nuestra autoridad y nuestro dominio está por encima de su persona.

-Dominar no significa poder ilimitado, respeto inquebrantable ni obediencia absoluta. Este es otro tema del cual me han hablado mucho, por lo visto hay “dominantes” que se creen que dominar implica hacer los que les venga en gana con la persona sin límite alguno, sin pararse a pensar en la integridad y la salud de su propiedad, si tiene límites o si lo que le está obligando a hacer obedece a unas normas mínimas éticas y legales. El BDSM ya se mueve por una fina línea de legalidad, después de todo nuestras prácticas, aunque consensuadas por ambas partes, bien pueden encuadrarse en la violencia de género, pero si a eso además le añadimos un componente machista o prácticas ilegales como la zoofilia o el consumo de sustancias (hay Amos que obligan a sus sumisas a consumir drogas porque tienen que obedecerlos), ya caemos en un pozo que puede costarnos caro a los que disfrutamos del BDSM sanamente. ¿Es que ser sumisa o sumiso implica necesariamente la pérdida de toda voluntad propia o cuidado físico y psíquico?

-Ser Dominantes con X000 años de experiencia no implica sabiduría ni la posesión de la verdad absoluta. Un Dominante muy respetado, quien fue mi maestro y hoy amigo personal, dice siempre que el BDSM está a nuestro servicio y no al revés, por lo tanto no puede decirse que haya peores o mejores sumisos y sumisas, o buenos y malos Dominantes y Dóminas, sino formas de entender el BDSM distintas y personales. Sin embargo esta premisa no justifica ni da sentido a aquellos falsos dominantes que más que vivir y experimentar sanamente el BDSM dentro de sus fronteras, lo que hacen es justificar sus barbaridades arguyendo que su visión, totalmente distorsionada, es tan válida como la de otros, aún cuando esta sea machista, cruel, vejatoria, zoofílica, etc. Además, nadie, absolutamente nadie, es poseedor de la verdad absoluta y no tiene derecho a decir que tal o cual sumisa o tal o cual Dominante está mal, es ignorante o no tiene idea de lo que hace, y esto ni siquiera los años pueden avalarlo.

4º. EL BDSM NO ES MACHISMO

  Tengo una entrada en el blog que precisamente habla de esto, aunque por desgracia la problemática persiste y el lado oscuro del BDSM sigue produciendo advenedizos que se escudan en él para saciar sus bajos instintos machistas, y esto está estrechamente vinculado con lo que he hablado hasta ahora, pues estos machistas, porque no se les puede calificar de otra cosa, abogan por un BDSM en el cual las sumisas son criadas, han de renunciar a sus vidas, a su voluntad, a su familia y amigos y entregarse enteramente a ellos a ojos cerrados, servirles en su casa como empleadas y en su cama como putas.
  Demás está decir que esto no es BDSM sino maltrato, y el BDSM no es ni maltrato ni machista, no es un instrumento para hacer de una mujer una sierva sólo semejante a las criadas del Medievo, es para disfrutar, vivir de forma distinta y experimentar prácticas bajo ciertas normas, pero sin perder de vista que es una relación de dos, no de uno.

5º. RESPETO AL CSS

  Consenso, seguridad y sensatez son más que palabras, son las bases sobre las que se sienta todo nuestro colectivo, y el respeto a las mismas es imprescindible. Sin embargo, y según me han dicho, parece que estas tres columnas están perdiendo valor y se están olvidando por completo. Que lamentable, francamente, es muy triste y me duele pensar que, a no mucho tardar, el BDSM perderá esta esencia y seremos muy pocos los que continuemos ejerciendo y promulgando prácticas sensatas/sanas, seguras y consensuadas, y todo lo que un día fue el BDSM terminará perdiéndose.

6º. RECOMENDACIONES

  Quizás no lo sepáis, pero existen dos fuentes muy fiables de conocimiento sobre el BDSM: La primera es Wikipedia, página que contiene un artículo sobre BDSM completísimo y avalado por Dominantes/Dóminas y sumisas/sumisos de renombre. Y en segundo lugar, y quizás esta sea la mejor de las dos, la revista online Cuadernos de BDSM, es de consumo gratuito y cuenta con la participación de personalidades reconocidísimas dentro de nuestro colectivo que han querido sumar su pluma para concienciar, educar y dar a conocer todo nuestro mundo.



Y por supuesto el linkado blog de mi amigo y maestro El Faro:



Dedicado a los Dominantes, Dóminas, sumisas, sumisos, sádicos y masoquistas que luchan contra esto

Sirius B

domingo, 16 de agosto de 2020

Edulcoremos un poco: Hablemos de amor y BDSM



  Si hay algo que desde pequeño me ha inculcado mi padre es que el respeto se gana, no se impone, y lo mismo sucede con otros sentimientos como el afecto, la admiración, el cariño o el amor, principio que no sólo se aplica en las relaciones sentimentales o de pareja, sino en todos los ámbitos de la vida. Entonces yo me pregunto: ¿Por qué hay  Dominantes que actúan fría y egoístamente con sus propiedades? ¿Por qué intentan imponer la entrega de la sumisa a través de actitudes autoritarias, distantes y que rayan la delgada línea de la crueldad? ¿Será que se creen que ser un buen Amo significa palos, humillaciones, insultos y ser gélido como un iceberg?
  Hay muchos Dominantes que se piensan que cuando se cruzan con una sumisa, aunque esta no sea su propiedad ni tenga intención de serlo, han de reverenciarlos, referirse a ellos como mi señor y entregarse como si fuesen suyas, de modo que las tratan con vulgaridad, despotismo y una autoridad a veces desmedida y, desde luego, inmerecida. No es mejor Dominante quien actúa como un déspota distante, sino quien sabe conquistar la mente y el alma de la sumisa, ganarse su respeto y por lo tanto su entrega. Y he aquí la diferencia clave entre los Dominantes payasos y los auténticos.
  Así, y gracias a señorucos como estos que, con el respaldo de novelas y relatos eróticos donde se retrata a los Dominantes como personajes fríos, traumatizados y sin capacidad de sentir afecto (no existe ejemplo mejor que las dichosas 50 Sombras), sostienen que en el BDSM no hay espacio ni para el cariño/amor, ni tampoco para el romanticismo o la ternura. ¿Y qué es el aftercare, hijos míos? ¿No hay espacio tras una sesión para cuidar de nuestra propiedad, para ayudarla a sentirse bien, para mimarla y aliviar el dolor y el esfuerzo físico y emocional al que la hemos conducido con nuestra dureza, fuerza y autoridad? La respuesta de esos payasos es que no, que la sumisa tiene que aguantar porque para eso eligió ese rol, y como sumisa que es prácticamente ha nacido para eso. Muy Mal, sólo puedo decir esto.
  En esta entrada pretendo, como habrá podido apreciarse, dejar muy claro que un poco de azúcar en el BDSM no está mal y es perfectamente viable, y que los Dominantes no somos unos locos apáticos y déspotas hechos para maltratar, humillar y vejar a nuestras propiedades sin ton ni son.

1º. ¿QUIÉN ES EL AMO DÉBIL?

  Siempre he pensado que el miedo a enamorarse o tratar con afecto, cariño o ternura a una sumisa radica principalmente en el pánico que tienen algunos Dominantes de ser vistos como personas débiles, como si actuando con calor o cariño las sumisas les dejasen de ver como figuras de poder o autoridad. Nada más lejos de la realidad, basta con ver la relación entre los padres y los hijos, o entre un alumno y un profesor por el que se puede sentir respeto, aprecio o admiración, son figuras de poder y autoridad que, salvo que suceda algo muy grave y en contadas excepciones, se han ganado estos sentimientos con su comportamiento y actitud, no a golpe de grito.
  Como llevo dejando claro desde el principio del blog, a mi entender ser un buen Amo no pasa por el maltrato injustificado y la humillación desmedida, sino que depende de la justa mezcla entre sal y azúcar, es decir, saber muy bien cuando mostrarse como esa figura de poder o fuerza, cuando castigar y corregir, cuando guiar y orientar, cuando ser amigo y pareja y cuando Amo y señor.
  Desde que salí de la mazmorra he defendido, y así seguiré haciéndolo hasta que se me demuestre que estoy equivocado,  que la mejor vía para alcanzar la meta de la sumisión de nuestra propiedad no es ser frío y déspota, sino mostrarse como alguien equilibrado, alguien que no tema demostrar sus sentimientos por miedo a parecer débil, alguien que no castigue un buen gesto de su propiedad con un desprecio, sino con una caricia o un gesto amable, que fomente la sumisión y no la convierta en una obligación impuesta por el miedo a una reacción negativa, y ello porque la línea que separa el BDSM del maltrato puede cruzarse con mucha facilidad si no se tiene autocontrol y dominio sobre sí mismo.
  Los Amos débiles no son aquellos que se muestran como los humanos que son, sino los que actúan como máquinas sin sentimientos, y ya no sólo en una relación BDSM de pareja, sino incluso en una simple relación D/s circunscrita sólo al ámbito sexual y a las sesiones esporádicas. Recuerdo que en mis primeras charlas, hablé con una Dómina que es sádica, y ella fue quien me dijo que BDSM y romanticismo no eran incompatible, que para todo había tiempo pues todo tenía su momento y su lugar.
  Es obvio que habrá personas más o menos frías porque está en su carácter, eso es inevitable desde luego, pero una cosa es ser frío o apático porque nuestra personalidad es así, y otra muy distinta es forzarnos a serlo porque creemos, erróneamente, que ser Dominante pasa necesariamente por ahí, y así nos granjearemos el respeto y la admiración de las sumisas.

2º. ¿Amor y BDSM?

  Dejaré a un lado temporalmente las relaciones esporádicas de BDSM y me centraré en las relaciones de pareja, bien sea con el BDSM limitado sólo al ámbito sexual e íntimo, o bien sean parejas que integran en su relación diaria el D/s de alguna forma (sea 24/7 o a medio camino de este). ¿Es posible que haya amor en este tipo de relaciones? Claro que sí, y sinceramente me cuesta muchísimo pensar que en una pareja, aunque sea entre un Amo y su sumisa, no exista amor. Hay quien pensaría que el amor implica la muerte de la dominación y de la sumisión, y yo le diría que no, porque la forma de demostrar amor en este tipo de relaciones es precisamente mediante el BDSM.
  Tengo la sensación que, como dije hace un par de entradas, la necesidad de algunos de los miembros de nuestro colectivo de distanciarse lo más posible de las relaciones vainillas alcanza tal cuota de intensidad, que de pleno se privan de experimentar el amor en una relación de pareja-BDSM y todo por pensar que el amor implicará ser vainilla.
  A mi criterio, y así me gustaría aplicarlo cuando encuentre mi sumisa, el BDSM es una forma alternativa no sólo sexual, sino sentimental, ya que la intensidad con la que se experimentan los sentimientos, ese vínculo potente, esa confianza casi inquebrantable que se forja a lo largo de las sesiones y gracias al respeto del CSS y del CRS, son formas alternativas de experimentar el amor mucho más profunda que las relaciones vainillas, y ahí, amigos y amigas, radica la principal diferencia entre nosotros y los vainillas.
  Sí, es muy posible que alguien sostenga que los vainillas pueden perfectamente aspirar a lo mismo sin necesidad de meter BDSM por medio, pero lo cierto es que la intensidad ni de lejos será igual, la confianza, el vínculo Amo/sumisa, el respeto a las normas consensuadas en la relación, que erigen un marco seguro en el que moverse y experimentar al máximo las emociones, es algo irrepetible. La diferencia la encontramos en la entrega, precisamente en la sumisión y en la dominación, ninguna mujer vainilla se entregará del modo en que lo hace una sumisa, y ya ni qué decir una esclava, y ningún hombre vainilla se implicará tanto en el cuidado, la protección y el amor a su pareja como sí que lo hace un Amo para con su propiedad.
  Quizás hallamos más respuestas a esto en las bases del BDSM, en sus protocolos, en sus actuaciones, en la palabra de seguridad, en la responsabilidad de ambas partes, en el compromiso y en la implicación que conllevan este tipo de relaciones, pues no hay que perder de vista que dominar a una persona, someterla o bien esclavizarla, comporta una responsabilidad casi sagrada. Y lo mismo en la otra dirección, someterse y entregarse a una persona a ojos cerrados, tras comprobar y saber que dicha persona es digna de ello, supone casi un acto de fe que magnifica, ipso facto, cualquier sentimiento que pueda sentirse hacia esa persona, y no nos llamemos a error, si hay alguien que ama intensamente, con todas las consecuencias que eso acarrea, esa es una sumisa, y para ello sólo me remitiré a lo que se conoce como la mirada de la sumisa, una visión que encandila a los Dominantes y que muchos aspiran a experimentar dado que vista desde arriba es algo mágico, tan mágico como la atmósfera creada por el propio Amo.
  En definitivas cuentas, quienes piensan que el amor, la ternura o las emociones más propias de los vainillas no tienen su espacio en el BDSM y sus relaciones, se equivocan estrepitosamente. Aquellos Dominantes que se dicen grandes y fantásticos por ser déspotas, fríos y distantes, que se ganan el “respeto y la devoción” de su propiedad a gritos, vejaciones y desprecios, sólo propiciarán que personajes como Cristian Gray sean el paradigma de lo que somos, el arquetipo y el molde en base al cual se nos juzga, y generarán sumisas dañadas, mal enseñadas, sin voluntad ni valores propios.
  ¿Cómo, en conclusión, conseguimos ser buenos amos? Conociendo a la persona y a la sumisa por igual, y no perdiendo de vista lo que siempre digo: Somete a la sumisa respetando a la persona, y me permitiré añadir que, en los casos de relaciones sentimentales no hay que perder de vista que nuestra sumisa es nuestra pareja, y nuestra pareja es nuestra sumisa.

Nota: Por favor, quiero recordar que aunque hable de Amos y sumisas, es porque escribo desde mi punto de vista, ello no implica que en nuestro colectivo todo se reduzca a heterosexualidad, sino que existe la misma diversidad que en la vida.

Sirius B

sábado, 15 de agosto de 2020

Sobre el respeto a los límites



  He hablado muchas veces sobre el respeto, algo que sin embargo es importante ya no sólo en el BDSM, sino en todas nuestras relaciones humanas, respeto a nuestras decisiones o a las de otros, respeto a nuestra libertad de pensamiento y a las de otros, a nuestra forma de sentir o a las de otros, etc. Es por esto que junto a los tres pilares fundamentales (CSS), integro junto a la confianza y a la sinceridad el respeto como parte de ese exágono de normas básicas en el BDSM.
  Hay mucho sobre lo que podría explayarme en relación al respeto dentro del BDSM, pero en esta ocasión quiero hablar en concreto sobre el respeto fundamental de los límites y como bajo ningún concepto estos pueden verse atropellados de modo alguno por ninguna de las partes. Porque sí, no sólo la parte sumisa puede tener límites, sino que la parte dominante también, y en ambos casos son igualmente respetables.
  Estructuraré la entrada en dos grandes bloques: En el primero explicaré lo que son los límites y su relevancia, y en el segundo la trascendencia que tiene el respeto a los mismos y como la indebida intransigencia puede estropear toda la relación D/s y el vínculo de confianza y seguridad que se haya generado en ella. Me gustaría puntualizar que aunque yo hable de Dominantes y sumisas, como bien he dicho en muchas oportunidades, ello es porque soy heterosexual y son los roles que mejor conozco, lo que no implica que en el BDSM, como en la vida, exista variedad y lo que aquí digo no sea aplicable a Dóminas y sumisos por igual.

1º. LOS LÍMITES

  Cuando pensamos en el BDSM y sus prácticas, no es difícil darnos cuenta de la variedad que existe de ellas y la peligrosidad que tienen arraigada algunas, lo que propicia que no todas sean del gusto de la totalidad de nuestro colectivo, sin olvidar que entre los miembros existe también una inmensa diversidad, siendo quizás la más distintiva aquellos que practican únicamente D/s o bien únicamente sado.
  Frente a este panorama, se hace preciso por tanto crear un medio de garantizar que el BDSM esté para el goce y disfrute de quienes lo practicamos, con independencia de si queda circunscrito sólo al ámbito sexual o como forma de vivir nuestras relaciones. Para ello existen los límites, que no son otra cosa que las fronteras que se pueden llegar a trazar para que la relación BDSM, del tipo que sea, se desarrolle de forma sensata y segura sin traspasar esas barreras previamente establecidas y así, en ese entorno delimitado, vivir al máximo la experiencia y disfrutarla en plenitud.
  Podemos definir, en consecuencia, los límites como ese conjunto de barreras, muros, como quiera llamárseles, con las cuales trazamos una zona de confort en la cual aspiramos a experimentar el BDSM y todo lo que puede aportarnos de forma segura y sensata. Estos límites pueden ser muy variados, y dependen de los gustos y preferencias de cada miembro de la relación, de forma que se hace muy recomendable conocer las prácticas que existen en el BDSM, no de manera exhaustiva, pero sí a grandes rasgos con tal de crearnos una lista de límites y preferencias, siendo los primeros los más importantes.
  En mi caso, por ejemplo, son límites infranqueables la familia, las amistades, la economía y el trabajo, o sea, yo no intervendré en ninguno de estos ámbitos de la vida de mi sumisa (cuando llegue), al menos no de motu proprio, y si llego a hacerlo, porque ella así me lo pida, lo haré sólo en la economía y en los estudios o el trabajo, mas nunca en sus amistades o su familia. Otros límites infranqueables en mi caso son los juegos con agujas, con sangre o fuego, así como la coprofilia y la lluvia arcoíris.
  Puede suceder, porque así he conocido casos, de personas que tenían establecidas ciertas prácticas como límites a priori, pero cuando, por cualquier motivo, han terminado experimentándolas (siempre por propia decisión desde luego) las aceptan y fomentan su práctica en la relación. A estos me gusta conocerlos como límites blandos, es decir, a diferencia de los infranqueables estos pueden variar su estatus de límites y transformarse en una práctica. Por ejemplo, uno de mis límites blandos es el uso de mi sumisa del cinturón de castidad, o bien el animalismo, o los juegos médicos o el empleo de máscaras en los roles.

2º. EL RESPETO A LOS LÍMITES

  Una vez hemos establecido nuestros límites, y tenemos claro cuáles de ellos son infranqueables y cuáles podríamos traspasar en un momento determinado, es fundamental que se lo hagamos saber a la persona con quien pretendemos establecer una relación BDSM del tipo que sea, ya que son estos, en combinación con el conocimiento que de nuestra persona tenga la otra parte, la que nos ayudará a crear la magia, esa atmósfera que se genera cuando ambas partes asumen sus respectivos roles.
  Bajo mi criterio, es fundamental que el Dominante conozca los límites de la sumisa, de esta forma, y conociéndola previamente como persona, podrá convertirse en un Amo completo, alguien que no sólo conoce las fronteras dentro del rol, sino también los gustos y preferencias de la mujer tras aquel. Del mismo modo, si hace conocedora a la sumisa de sus gustos, preferencias y límites, podrá contribuir a que ella desempeñe su rol de una forma más eficiente y placentera para el Amo, contribuyendo así a crear un clima D/s perfecto, exquisito y fantástico para experimentar, vivir y disfrutar cada uno en su rol.
  Para conseguir lo anterior, resulta crucial que el Dominante respete los límites de la sumisa dado que, de hacerlo correctamente, generará en ella una sensación de confianza y tranquilidad que la hará sentirse completamente suya, sabrá que en su señor puede confiar, que la conoce de tal modo que puede dejar la seguridad de la sesión, y de todo aquello que le ceda, en sus manos sin pensárselo demasiado.
  Otro efecto que conlleva el respeto a los límites, y su consiguiente clima de confianza y seguridad, es la salud y estabilidad emocional y mental de nuestras propiedades. Si nuestra sumisa sabe que puede confiar en nosotros, que respetamos sus límites, que la respetamos como persona, estará tranquila, serena, podrá dedicar su mente, desposeída ya de toda tensión o miedo, a crear nuevas formas de crecer como sumisa y como persona, lo que redundará en una mayor entrega hacia su Amo, y por tanto una actitud positiva de aquel para con ella, lo que incrementará las posibilidades de tener una relación BDSM sana y placentera para ambas partes.
  Sin embargo, si de buenas a primeras el Dominante desoye los límites de su sumisa, no los respeta, le exige cambios y renuncias sólo por absurdo y necio egoísmo, porque no le complacen, si impone su voluntad y sólo se hace lo que él quiere, cuando él quiere y como él quiere, lo que provocará será una atmósfera privada de toda confianza, basada en el miedo y la imposición desproporcionada e irrespetuosa, perjudicará emocional y mental mente a su propiedad y, ya cuando se aburra de ella, la dejará reducida a una persona triste y destrozada, insegura de sí misma y sin motivación alguna para seguir adentrándose y conociendo este mundo nuestro y su propio mundo interior.
  Jamás, bajo ningún concepto, una sumisa puede renunciar a sus límites infranqueables, y sólo si ella lo desea puede romper las barreras de sus miedos y abrirse a romper con sus límites blandos. Nunca una sumisa puede permitir que un Dominante cualquiera, sólo porque se dice ser Dominante, haga con ella lo que quiera, la haga renunciar a sus principios y le diga que porque tiene más o menos límites, o porque estos le gustan más o menos, es una mala sumisa, o la compare con otras que, bien por desconocimiento, bien por inseguridad, bien por estar mal enseñadas, permiten que los Dominantes hagan con ellas lo que les plazca e incluso las obliguen a renunciar a sus propios límites, convicciones, sentimientos y pensamientos.
  Así como antes de dominar a nadie un Dominante debe dominarse a sí mismo, una sumisa antes de someterse a alguien ha de someterse a sí misma, entregarse y ser fiel a sus principios, límites e ideas, y del mismo modo, el paso previo de respetar a un señor es respetar su propio señorío interior.

Sirius B

viernes, 14 de agosto de 2020

Tal o cual relación, y el BDSM por medio



  De cara a mejorar mis conocimientos en el BDSM y poder ampliarlos cada día un poco más, no sólo me instruyo en la teoría a través de ensayos, artículos, blogs, etc., sino que voy un paso más allá y busco el conocimiento práctico mediante la interacción con miembros del colectivo, especialmente en grupos de Facebook y foros, y ello con la finalidad de conocer otros puntos de vista y prácticas que quizás no me son conocidas, afinar más mis conocimientos y saber la opinión de las personas en otros entornos.
  En esta labor, cuento también con la ayuda de otros amigos y conocidos, especialmente con la de una amiga Little que tengo, Keilah, quien sabe cómo encontrar grupos de Facebook interesantes y foros donde se leen muy diversas opiniones. Desde aquí un abrazo, Keilah, muchas gracias.
  En uno de estos grupos de Facebook he detectado algo muy curioso, aquello que da título a este artículo, y esto es que se está utilizando el BDSM como excusa o justificación para las relaciones poliamorosas o polígamas, y se hace con argumentos como “la monogamia no existe en el BDSM”, “no eres un buen Dominante si sólo tienes una sumisa”, “no eres un buen sumiso si sólo te entregas a una única Dómina”, y otras sentencias y citas a fines. Este tipo de argumentos me sacan de quicio, después de todo no es erróneo afirmar que un nuestro colectivo son bien vistas las cuadras (colección de sumisas/sumisos), de ahí nacen las hermanas de collar, por ejemplo, y por qué no, aunque yo no conozco a ninguna, que una sumisa o sumiso se entregue a más de un Dominante/Dómina, claro que sí, y no hay problema siempre que ello se haga respetando las normas, los pilares del BDSM (CSS/CRS).
  No obstante, y sin perjuicio de lo anteriormente dicho, existe un trecho muy grande entre admitir y aceptar distintos tipos de relaciones, a afirmar que si se tiene una relación monógama se es un peor Dominante/Dómina o no se es sumisa/sumiso. Que alguien me diga por favor dónde está escrito que el BDSM no admite la monogamia, o dónde está ese maravilloso manual de D/s en el que se especifica que para ser un buen Dominante tengo que tener una cuadra, o que para que una sumisa sea buena en su rol ha de admitir, sin que ello sea un límite totalmente respetable, ser compartida con otros Dominantes/Dóminas.
  El BDSM es parte de la vida, y como tal son respetables todas las prácticas y relaciones, como digo siempre que se respeten sus pilares básicos. Ahora bien, que se respeten y admitan no implica necesariamente que todos y cada uno de sus miembros tengan que pasar por ello, o ser polígamos para poder sentirse integrados en el colectivo.
  Lo más lamentable de esto es que en estos grupos donde se abandera la poligamia no se habla de nada más, apenas de vez en cuando, muy de vez en cuando, surge algún debate en relación a alguna práctica o pregunta más apegada al BDSM, aunque esta no suele ser la tónica habitual, muy por el contrario, de cada 5 debates, 4 son entre los defensores de la poligamia, que se creen poseedores de la verdad absoluta e incuestionable, y aquellos más permisivos y abiertos de mente que intentan hacer ver que el BDSM no es un medio para escudarse tras él y dar justificación a distintos tipos de relaciones, y ello por dos motivos: Primero, y el más importante, cada quien es libre de hacer con su vida lo que bien le parezca y vivir sus relaciones como mejor le plazca, sin que para ello tenga que integrarse en tal o cual colectivo (aunque existen colectivos a fines con estos estilos de vida como es el de swingers). Y, en segundo lugar, el BDSM no se resume en monogamia y poligamia, el BDSM no va de estilos de relaciones más allá del D/s o el S.M, aquí hay Dominantes/Dóminas y sumisas/sumisos, o sádicos/sádicas y masoquistas, de ahí se puede hacer la combinación que se quiera.

  Sin embargo existe cierta explicación a este tipo de conductas, una explicación que sin llegar a justificar semejante comportamiento, brinda sentido a la actitud de estos advenedizos que abogan, a sangre y fuego, por la incompatibilidad entre el BDSM y la monogamia: La gran mayoría de estos Dominantes (porque son todos hombres y no hay Dóminas que lo hagan) y sumisas (porque son en su mayoría mujeres y no hay sumisos que se manifiesten) es que desconocen el BDSM y sólo se unen al colectivo por el morbo. ¿Y cómo sé esto? Fácil, no hay nada más que ver los pocos debates que hay en relación con las prácticas y la teoría más apegadas a nuestro colectivo, en estos es muy raro ver a alguno de los usuarios que sí se encuentran en las masificadas discusiones relativas a defender que el BDSM no es compatible con relaciones monógamas.
  Otra explicación que puede darse a esta actitud, sin que ello excluya a la anterior, es que se piensa que si se es monógamo se está actuando como un vainilla, y como entre estas personas el colectivo vainilla está demonizado, ser polígamo implica diferenciarse y distanciarse más de los apestosos vainillas. Sobre esto no puedo más que expresar mi total rechazo y condena, no en vano, y tal como me dijo en su día una Dómina de renombre y experiencia de décadas, el BDSM y el romanticismo no son agua y aceite, sino que cada cosa tiene su momento, su lugar.
  En relación a esto último, recuerdo, porque me marcó muchísimo, un debate que leí en un foro, debate que se titulaba algo así como “Edulcorar el BDSM”. Recuerdo que entré en el hilo para ver qué opinaban los Dominantes y Dóminas al respecto, y mi sorpresa fue mayúscula: De 6 o 7 usuarios que participaron en la discusión, sólo 2 se negaban a espolvorear su relación D/s con algo que no fuese sal, y los demás, los otros 4 o 5, sostenían que si había algo que les gustaba era, precisamente, echar en su pócima de dominación unas gotas de edulcorante… ¿Y por qué no? ¿Se es mal Amo o Ama si se trata al sumiso o sumisa con cariño y afecto? Hay quien piensa que sí, pero este será tema para la próxima entrada, ahora quiero volver al tema que nos ocupa.
  Así, y como decía antes, estos advenedizos buscan el distanciamiento con todo lo que tenga que ver con lo vainilla, y como monogamia está asociado con lo vainilla, es rechazado tajantemente por este círculo de personas que de este modo, como una suerte de coraza, se protegen de los sentimientos y todo aquello que pueda hacerlos parecer vainillas.
  En conclusión, el BDSM no es una excusa ni una justificación para tener relaciones abiertas, bígamas o polígamas, no, el BDSM es una forma de vivir y disfrutar el sexo y las relaciones, pero en ningún caso ser parte del nuestro colectivo conlleva obligatoriamente renunciar a la monogamia, pues esa es una decisión personal y respetable de cada quien, completamente ajeno a si se es o no parte del colectivo BDSM.

Sirius B

jueves, 13 de agosto de 2020

¿Dónde ha quedado el respeto?



  Antes de iniciar esta entrada, quiero pedir disculpas a mis lectores y lectoras por la tardanza, sé que llevo varias semanas sin publicar nada, pero con toda esta crisis mundial y nacional provocada por la actual pandemia, y trabajando yo en una entidad de ámbito social, he tenido un exceso de trabajo, y ello sin olvidar el último mes de mi primer año en mi programa de doctorado. Hace unos días que inicié mis vacaciones, pero antes de ponerme las pilas con el blog y el resto de redes sociales, me sumergí en un pequeño periodo de desconexión pues, como siempre digo, tanto en la vida como en el BDSM se precisa de una claridad y una paz mental para poder disfrutar de lo que se hace, y siendo el BDSM parte fundamental de mi vida (no sólo de mi sexualidad) no quería escribir chapuzas.
  Dicho lo cual, y reiterando mis más sinceras disculpas para todos mis lectoras y lectores, entremos en materia, que seguro que ya hay ganas.

  Dicho lo anterior, y ya entrando en el tema de esta entrada, quiero hablar sobre un asunto que he advertido y que, tras una charla con una amiga sumisa, ambos coincidimos en que está resultando una cuestión muy preocupante: La total falta de escrúpulos por parte de algunos especímenes que, por la razón que sea, se sienten “Dominantes” y, por otra razón igualmente desconocida, por colgarse esa etiqueta se sienten con el derecho de reclamar para sí, seducir, tentar y, en el peor de los casos, tocar a la propiedad de otro Dominante.
  Por desgracia he sido conocedor de varios testimonios de Dominantes y sumisas que se han sentido atropellados y acosadas respectivamente, por otros “Dominantes”, unos porque han tocado o usado a sus propiedades sin su previo consentimiento, y las segundas porque aún señalando que pertenecen a un Señor, parece que estos especímenes prefieren mostrarse ciegos e ignorar este aviso y se atreven a imponer su voluntad sobre aquellas.
  Es muy posible, y sinceramente creo que esta es la principal razón de esta problemática, que estos advenedizos que, bien por moda o bien por morbo, se suben al carro del BDSM se creen que por colgarse la etiqueta de Dominante ya son amos de toda sumisa que se cruce en su camino, independientemente si esta, primero, quiere ser suya, y segundo, tenga o no señor. Además, hay alguno de estos atropelladores que adoptan una actitud chulesca y dicen que las sumisas no tienen por qué pertenecer a un único señor, o no tiene por qué ser fieles, o bien optan por poner sobre la mesa sus miles de años de experiencia, tal como si eso les concediera el derecho para tomar aquello que es de otros.

  Establezcamos un par de ideas:
-Las sumisas son personas, tienen poder de decisión y no son animales instintivos, ni putas ni zorras fuera de su rol, de modo que si por convicción quieren ser monógamas, o guardar fidelidad a un único señor, están en su derecho y estas dos decisiones, así como todas las que tomen como mujeres, como seres humanos, son total y absolutamente respetables, y ni las décadas de experiencia, ni el cartelito de Dominante, pueden privarlas de ello ni tampoco dan poder alguno a quienes esgrimen estas excusas para imponer su voluntad sobre otras.
-Y, por otro lado, en el BDSM existen unas normas, unos protocolos, más allá del CSS y del CRS que promulgo aquí en mi blog, existen unas costumbres que sirven para mantener la comunidad unida, para mantener la armonía en eventos, encuentros, chats, fiestas, etc., y dos de estas normas son: Primero, nada se hace sin consentimiento, de manera que si la sumisa dice no, es no, punto, no hay más. Y segundo, la propiedad ajena se respeta, si una sumisa está con su señor, y a este no le da la gana compartirla o cederla, esto se ha de respetar, y nuevamente ni los años ni ninguna otra excusa que pueda buscarse otorgan poder alguno para atropellar al Amo dueño de la sumisa.

  De manera que aquí va un consejo para las sumisas/sumisos: Nadie puede obligaros a hacer nada, nadie puede deciros que porque se es Dominante se tiene poder sobre vosotros, nadie puede obligaros a ir en contra de vuestros principios, límites e ideales por muchos años de experiencia que se tenga.
  Y un consejo para los Dominantes/Dóminas: Vuestra propiedad os pertenece, y así como tenéis poder para cederla o compartirla si así lo deseáis y contáis con su consentimiento y consenso, también tenéis derecho a decir que no, a defender lo que es vuestro y a exigir el mismo respeto que pueda pediros otro Dominante con x años más de experiencia que vosotros.

Sirius B

viernes, 1 de mayo de 2020

MATERIALES DE PLACER VOLUMEN 1. INTRODUCCIÓN AL BONDAGE: ESPOSAS, GRILLOS Y GRILLETES



MATERIALES DE PLACER
VOLUMEN 1. INTRODUCCIÓN AL BONDAGE: ESPOSAS, GRILLOS y GRILLETES

  En la entrada anterior os hablé sobre las fantasías más ligadas a la parte sexual del BDSM, sin embargo no se queda ahí y en el siguiente volumen hablaré sobre la fantasía de dominación más en la vida cotidiana, la que podríamos considerar como la segunda parte del artículo anterior sin llegar a serlo directamente.
  Ahora, y cerrando momentáneamente el apartado de las fantasías, permíteme que te adentre en un mundo que, a mí particularmente, me fascina y excita: Los materiales de placer, aunque también me gusta llamarlos instrumentos de placer. Se trata, como no, de todos aquellos instrumentos o materiales con los cuales convertiremos el BDSM, y la relación Amo/sumisa, en mucho más que una fantasía, mucho más que juegos.
  Me gustaría señalar, antes de entrar en materia, que dentro del BDSM existen distintos matices, pero quizás el más delicado sea el del masoquismo y el sadismo. ¿Y por qué digo esto? Porque a lo largo de los siguientes volúmenes sobre los materiales de placer hablaré de instrumentos muy relacionados con este submundo dentro del BDSM. Como principal aspecto, es importante que sepáis que se puede ser un Amo sin ser sádico, y ser sádico sin ser Amo, sucediendo lo mismo con las sumisas, pudiendo ser sumisas a secas o masoquistas a secas. Pero también nos podemos encontrar con Dominantes con cierta dosis sádica (un servidor) y sumisas con cierto grado de masoquismo, así como Dominantes sádicos y sumisas masoquistas. No obstante dejaremos este tema de momento aquí, ya me adentraré en él a su debido tiempo cuando abra las entradas relativas al dolor.

1º. BONDAGE

  El primer concepto que hemos de tener claro a la hora de hablar de ataduras y grilletes es el de bondage, que por si no os habíais dado cuenta es la letra B de las siglas que componen BDSM. Podemos definir el bondage como toda práctica que lleve acabo la inmovilización, parcial o total, de la sumisa, aunque su práctica no queda sólo reservada al BDSM y también podemos verla entre vainillas en lo que, mi querida amiga Lisbed, conoce como vainilla duro.
  Sin embargo en el BDSM vamos un paso más allá de atar simplemente las manos de nuestra sumisa a la cabecera de una cama, y sirviéndonos de distintos instrumentos podemos amordazarla, engrillarla, momificarla o incluso suspenderla o encerrarla en la jaula (sobre las prácticas de enclaustrar y enjaular hablaré a su debido tiempo). Pero quizás uno de los elementos que más se asocian al bondage son las esposas, grillos y grilletes, y las cuerdas. Sobre las primeras hablaré hoy, y sobre las cuerdas y ataduras ya se ocupará mi queridísima amiga Lisbed, quien disfruta más del uso de estas y su forma artística conocida como Shibari.
  El componente erótico y excitante del bondage lo podemos encontrar en la liberación mental proveniente de la cesión de la responsabilidad y el ejercicio de la vulnerabilidad (algo a lo que he hecho referencia en varias entradas). Así, al verse atada la sumisa confía a su Señor la capacidad de acción sobre su cuerpo sin más opción que la liberación de su mente y sus preocupaciones. Esta sensación de tranquilidad provocada por la inhibición del control, sumada al deseo provocado por la dominación, permite a la sumisa dejarse llevar por su Amo, pudiendo ejercer así el abandono erótico de su cuerpo y alcanzar lo conocido como subspace, un estado narcótico provocado por la liberación de las endorfinas sobre el cual hablaré más adelante, nuevamente asociado con el dolor.

2º. ESPOSAS

  Oh, sí, ¿quién no ha oído hablar de las esposas o las ha utilizado alguna vez? Es muy usual, en películas y series, ver como se parodia el uso de las esposas siempre que hay un o una policía en pantalla, y en muchas ocasiones se escucha la frase de: ¿Por qué crees que me hice policías si no fue para conseguir las esposas gratis?
  Las esposas quizás sean de las adquisiciones más fáciles de conseguir para nuestro armario evanescente de las perversiones, ya que no sólo están disponibles en sex shops (aunque en estas tiendas la calidad es indiscutible), sino también en toda tienda que tenga en su haber cualquier tipo de juguete inofensivo erótico (un pack de antifaz y esposas, esposas y plumas, etc.), aunque en este último caso su calidad será significativamente menor pese a que su funcionalidad será la misma.
  En cuanto a los tipos de esposas, aunque te resulte curioso existen algunos muy interesantes, a saber:
- Esposas de rendición. Este tipo de esposas son las típicas que se ven en películas y series medievales, aquellas que van unidas por una cadena a otro juego que se engrilla en los tobillos. En la actualidad, por supuesto, las podemos encontrar bien con una cadena a secas o con una tira regulable para así acortar o alargar la distancia entre manos y pies. Así, si las ponemos por delante, tendremos el trasero de nuestra sumisa a nuestra entera disposición, pero si engrillamos muñecas y tobillos por detrás y las combinamos con una barra separadora… Bueno, el resultado no puede ser mejor, pues tendremos toda la delantera para nosotros, así como sus muslos bien separados para hacer con su coño lo que queramos.
- Esposas unidas por una cadena a una argolla al cuello. Cualquier movimiento de nuestra sumisa será completamente inútil, pues sus manos quedan fuertemente inmovilizadas y van unidas la una con la otra mediante una cadena de no más de 25 cm. con argollas y arandelas soldadas. De esta manera, si nuestra sumisa mueve los brazos sentirá la presión en el cuello dado que la anilla central del collar es el eje de la cadena de las esposas. Así, y con nuestra sumisa a cuatro patas, con sus manos inmovilizadas, y su rostro apoyado sobre la cama, volveremos a tener disponible tanto su culo como su coño para nuestro placer y disfrute.
- Esposas para dedos. Probé estas miniesposas en una ocasión, y no porque sea sumiso o me atraiga esa idea, sino porque no me las tomaba en serio y tuve unas al alcance de mi mano. Se trata de una réplica en miniatura de las grandes, al cerrarse el perímetro de su circunferencia no es mayor al grosor de un pulgar, quedan muy ajustadas y cuando me las puse no pude evitar descojonarme pues ¿cómo iban a limitar mis movimientos unas esposas tan pequeñas? Pero lo hacen, y vamos si lo hacen, al sólo mover los cuatro dedos restantes uno se ve inútil. Gracias a este instrumento podemos inmovilizar a nuestra sumisa dándole una falsa sensación de libertad, pues si bien podrá mover sus brazos y manos, no lo puede hacer en su totalidad y está igualmente a nuestra disposición.
  Seguramente existen muchos tipos y modelos de esposas, aunque aquí yo me he centrado en los más comunes. Según el tipo de Dominante que seas, gustarás de tener esposas de basto y frío metal, o bien acolchadas con terciopelo en la argolla. A mí, en lo personal, me gustan particularmente las completamente metálicas, aunque no negaré que cuento con unas negras forradas de terciopelo para reducir su tacto y roce metálico, y teniendo en cuenta que una sumisa que conozco es alérgica al metal, estas me han venido fantásticamente para cuando he sesionado con ella.

3º. GRILLOS Y GRILLETES

  No, cuando hablo de grillos no me refiero a Pepito Grillo y sus semejantes, sino a esos grilletes que se ocupan de inmovilizar los tobillos, los cuales por supuesto pueden ir unidos entre ellos o bien unidos a otra cosa, como una barra separadora, un potro o una cruz de San Andrés (hablaré sobre este trío de instrumentos más adelante junto a otros no menos excitantes).
  En cuanto a los grilletes, estos son los típicos que se ven en las pelis o series medievales con los que se inmovilizan las muñecas y de ellos cuelgan gruesas cadenas o están empotrados a una pared. No tienen ninguna ciencia, son similares a las esposas y pueden ir, o no, asociados a otros instrumentos mencionados antes para los grillos, además de vincularse con estos.
  Los grillos y grilletes son más gruesos que las esposas, su ancho oscila entre los 5 cm Y los 10 o 12 cm.. Suelen estar hechos de distintos materiales acolchados, entre los que se lista la polipiel, la silicona, las pieles como la gamuza o la propia piel, aunque también los hay de metal, los cuales a mi parecer le aportan más estética y erotismo a la inmovilización con su aspecto más rudo y el tintineo del choque entre el grillete mismo y las cadenas que lo unen.
  No es preciso reiterar lo dicho antes con las esposas, pues los grilletes obedecen a la misma variedad de tipos y modelos, lo que nos permite tener como único límite a la hora de utilizarlos nuestra propia imaginación.

4º. LA ESTÉTICA DE LA INMOVILIZACIÓN

  A modo de breve conclusión diré que no hay nada más excitante que ver a nuestra sumisa atada, esposada o engrillada, vendarle los ojos, inmovilizarle las manos a la espalda y ponerla en un rincón cuando se le quiere castigar, o bien inmovilizarla sobre una cruz de San Andrés o un potro para tomar control absoluto de su cuerpo.
  El poder que nos proporciona la inmovilización de nuestra sumisa, el control sobre todo lo que nos rodea incluido ella misma, sabernos poseedores de un cuerpo al que podemos hacerle lo que deseemos, tener ala a nuestra merced, dotan al bondage y todos los instrumentos que lo componen de una fuerza erótica y excitante única e irrepetible que, en el caso del vainilla duro, los que sólo se quedan en su superficie jamás podrán llegar a probar, pero nosotros, los miembros del colectivo BDSM, saborearemos hasta la extenuación.

Sirius B

miércoles, 29 de abril de 2020

Fantasías volumen 1. Los roles



FANTASÍAS
VOLUMEN 1. EL ROL

  Antes de entrar en materia quiero disculparme por el retraso a la hora de publicar esta entrada. La verdad es que he tenido trabajo, y no sólo relacionado con mis aficiones, sino trabajo real, de modo que he tenido que distribuir mi tiempo entre mis obligaciones laborales, mis proyectos como escritor, y por supuesto mi familia y amigos, lo que me dejaba un margen pequeño para dedicarme a esto. Así mismo, y siendo sincero, soy muy perfeccionista en lo que a estas entradas se refiere, y pese a que el contenido de esta entrada estaba decidido, me faltaba una visita de las musas para poder escribir algo decente que postear.
  Dicho esto, y decidido ya a poner sobre la mesa el contenido del que ya os hablé en la entrada anterior, hoy partiremos por revisar la primera gran fantasía, esa que es el BDSM en sí mismo, la clave de nuestras pasiones: Los roles predeterminados, es decir, Amo y sumisa/esclava.

1º. SUMISA Y ESCLAVA

  Es importante explicar la diferencia entre estos roles, pues no es lo mismo una sumisa que una esclava aunque pueda parecer que sí, siendo la principal distinción la entrega de una y de la otra, así como el papel que juegan dentro de la relación y respecto de su propia vida.
  Podemos decir que la sumisa es aquella mujer que decide someterse a su señor en cuerpo, alma y mente pero no en un 100%, si eso hasta un 95%. Del mismo modo, la apreciación que el señor tiene de su propiedad es esa, la de una sumisa que le ha cedido parte del control pero no en su totalidad, y por lo tanto su dominio queda limitado y circunscrito al pacto que han podido realizar de cara a llevar una relación sana y consensuada.
  La esclava, por el contrario, es aquella sumisa que va un paso más allá y se entrega en cuerpo, alma y mente en un 100%, cede todo, absolutamente todo el control a su señor, le es devota, no tiene más vida que la dictada por su Amo, se despoja de toda voluntad y la deposita en las manos de su dios, no cuestiona sus órdenes, no le pone límites más que los que él mismo pueda marcar, obedece ciegamente y mientras se mantiene el rol activo, no es más que una esclava en el sentido literal de la palabra.
  Así, podemos decir que las propias palabras nos dan la clave de su diferenciación, pues mientras la sumisa actúa como una propiedad sometida, doblegada pero que continúa ostentando parte del control a través de los límites infranqueables, una esclava no es más que eso, una propiedad que cede todo el control de su cuerpo y de su alma a su señor y actúa como tal.
  Me gustaría señalar, ya para terminar, que tanto una como la otra siempre están sujetas a los límites básicos del BDSM, así como a la ética y las normas razonables de una cabeza amueblada y con sentido común, pues por mucho que una esclava actúe como tal y lo sea “a todos los efectos”, cuando se despoja de dicho rol es una persona con sus derechos, con sus aspiraciones, con su vida y con su voluntad intacta, no hay que olvidar nunca que la sumisa decide someterse y la esclava decide esclavizarse, y tal como eligieron asumir esos papeles, bien pueden negarse a cumplirlos y darlos por terminados cuando así les plazca… Esto es una fantasía, y por muy excitante que pueda resultarnos asumir esos papeles, jamás hay que perder el sentido de la realidad que se disfraza con ellos y creerse que se es el verdadero Amo de una persona, que una mujer es verdaderamente nuestra esclava, y por mucho que llevemos al máximo estos roles, son sólo eso, máscaras, unos papeles que así como se iniciaron bien pueden desaparecer.

2º. JUGUEMOS UN POCO A… AMO Y SUMISA

  Sí, esto es lo mejor del BDSM, asumir de una vez los roles y lanzarse a la piscina. Sin embargo somos humanos y esta es la vida real, podemos cometer errores y equivocarnos… ¡Hey! No perdamos los papeles, compartamos unas risas sin perder de vista nuestros roles, pues un Amo que se ríe de sus fallos será grande para su sumisa.
  Una vez ya hemos logrado enfundarnos en nuestros papeles, actuemos como tal… Sumisa, agacha la mirada, baja el tono de voz, despójate de toda autoridad y poder de decisión y entrégate, ahora eres de tu señor y sólo haz de obedecerlo. La magia te envuelve, poco a poco ese hombre que tienes delante se convierte en una figura de poder, de autoridad, te sujeta con rudeza, te besa porque así lo quiere, te toca y te explora a voluntad porque así lo desea, te posee con furia porque eso le excita… Y a ti también, no puedes negarlo.
  Dominante, te has convertido en Amo, ahora eres el que manda, dispone y controla, la tienes ante ti tal y como la querías, cabeza agacha, cabello trenzado y totalmente desnuda, o bien vestida como tú le ordenaste. Las únicas palabras que escuchas que atraviesan sus labios son “sí señor”, “no señor”, ¿Cómo digáis mi señor”, ¿Cómo lo desee mi señor”, y respuestas semejantes… La sumisa es tuya, la esclava te pertenece, puedes hacer con ella lo que quieras y poseerla como te plazca, los límites los pones tú.
  ¿Pero si se está fuera del dormitorio qué pasa? ¿Si postergamos la sesión más allá de las paredes de la habitación o bien vivimos una relación BDSM? ¿Extendemos la fantasía? Por supuesto que sí, Amo y sumisa lo son en todo lugar y en todo momento, por supuesto con los límites marcados y pactados, o sin ellos si se es una esclava… ¿Qué podemos hacer con la sumisa, por ejemplo, en un restaurante, bar o lugar público? Aquí el espacio nos pertenece, nuestra imaginación es nuestra mayor aliada y todo lo que se nos pueda ocurrir sólo cuenta con las fronteras establecidas por los límites infranqueables.
  Ordénale que se quite las bragas si lleva falda o minifalda, y si no las lleva que resalte sus labios si puede con su pantalón, y tú sumisa obedece, claro que sí… Prueba bajo la supervisión de tu señor las mieles del exhibicionismo seguro, sin temores, él está ahí no sólo para disfrutar de ti y tomar lo que quiera, sino para protegerte y garantizar que explores tus sensaciones en un entorno seguro y delicioso… Te mira, sabes que él es plenamente consciente de tu desnudez pues ha sido su idea, sientes su mirada, sus manos al tocarte por debajo de la mesa... ¿Te imaginas cuántos hombres en el entorno se habrán dado cuenta de tu desnudez como lo ha hecho tu Amo?  Una pregunta interesante, ¿verdad? ¿Sientes el morbo recorrer tu cuerpo al imaginarte algo semejante?
  La fantasía la podemos llevar más allá, obedece a tu señor y sé suya, sé su zorra, su sumisa puta, rodeados de amigos y familiares recibes un mensaje… Es tu señor, vaya, quiere que te sometas con discreción… ¿Pero cómo? Fácil: Obedécelo sin rechistar, míralo como tu señor, nadie se dará cuenta, sólo tú y él. Ve al baño, sabes que le gustará verte y luego envíale una foto de su sexo, zorréale, el te quiere bien puta, caliéntalo, rózalo, juega con su deseo, no rechistes, no cuestiones, sólo obedece.
  Construir la fantasía de Amo y sumisa-esclava no es más sencillo que mantenerla y utilizarla, pero es igualmente placentero, y llevarla a cabo allí donde podemos, lugares públicos, en reuniones familiares, en la universidad, etc., convierte al BDSM en una fuente de placer inagotable.

Sirius B

jueves, 16 de abril de 2020

Nueva Dimensión: Un año fuera de la mazmorra



  Hace un año que salí de la mazmorra y me declaré abiertamente como un Dominante miembro del Colectivo BDSM, y no mucho después (julio del año pasado) abrí este blog con el objetivo de dejar en él plasmado tanto mis impresiones como mis propias opiniones y perspectivas de este mundo, sirviendo no sólo como vía de escape y jardín de mis propios pensamientos, que también, sino como una fuente de conocimiento teórico/práctico de la cual puedan beber todos aquellos y aquellas curiosos y curiosas que desean saber más, y quién sabe, hasta decidirse finalmente y unirse al colectivo del BDSM.
  He transmitido mis conocimientos y mi modo de ver el BDSM, he dejado claro algunos conceptos en la medida de lo posible y he dado a conocer mi postura, mi entender y mi forma de vivirlo. Sin embargo hay algo en lo que todavía no he entrado y que hoy, con motivo de mi aniversario fuera de la mazmorra, he decidido aventurarme y empezar a compartir contigo, permitiéndome incluso el lujo de romper la cuarta pared virtual que hasta hoy ha estado entre nosotros, tú que me lees y yo, Sirius B, el Dominante que escribe. Hablo de las fantasías, las prácticas, las herramientas de las que un Dominante se sirve en una sesión para crear lo que se conoce como la magia, ese poder que se va construyendo poco a poco y que desemboca en la sumisión de nuestra propiedad y nos permite adoptar ese rol que tanto nos excita, que nos conduce al éxtasis y que nos ayuda a conducir a nuestra sumisa por la senda del placer.
  Iniciaré a partir de aquí una serie de entradas dedicadas a la cara más práctica y menos teórica del BDSM, dedicaré algunas entradas a describir fantasías y en otras hablaré de los materiales del placer, comentaré prácticas, algunas que me gustan y otras que no, y puede que, en algún momento, recree narrativamente alguna sesión.
  Quiero dejar clara una cosa: A partir de aquí hablaré únicamente de sumisas, y ello porque soy heterosexual y desconozco las prácticas que una Dómina puede ejercer sobre un sumiso. Sin embargo permíteme que te diga que tengo pensado pedirle a una buena amiga que tengo en el colectivo su colaboración y quizás alguna entrada sea redactada por ella para dar nociones prácticas desde el punto de vista de una Dómina para con su sumiso, que no tiene diferencias, mas sí matices.
  Por supuesto esta primera entrada será introductoria, en ella intentaré dejar claro los tres pilares que como una rueda iré tratando a partir de la próxima semana: Fantasías, materiales de placer y prácticas.

1º. FANTASÍAS

  Soy de los que piensa y defiende que la mente es el órgano sexual más poderoso, y no porque lo haya escuchado por ahí y simplemente siga una moda, sino porque he tenido ocasión de comprobarlo en mis propias carnes tanto como receptor de fantasías como emisor de las mismas. La imagen que una persona nos puede transmitir con sus palabras, eso sí, según como las diga, puede traer a nuestra mente una escena clara, viva, exquisita, disparar nuestros pensamientos y convertirlos en una fuente increíble de placer.
  Las fantasías cumplen un papel primordial en el BDSM, partiendo por la base que este se asienta sobre la fantasía primaria de Amo y sumisa, Señor y esclava, Dueño y propiedad. Así pues, la primera fantasía que construimos en una relación BDSM del tipo que sea es precisamente esta, la de roles bien establecidos, una persona en una posición de poder con una potestad absoluta sobre la otra que, como no puede ser de otra forma, se somete, se arrodilla y se prosterna ante una voluntad ajena.
  Desde este punto de partida el abanico de posibilidades se torna infinito, el único límite que encontramos son en sí los propios roles dado que todo lo que tenemos que hacer es construir entorno a ellos y erigir, con ayuda de atrezo o no, la fantasía que mejor se adapte a nuestros gustos. El Amo toma el control, construye, utiliza su poder para desatar su magia y sumir a la sumisa en ese trance placentero que sus fantasías hacen crecer y alimentan.
  La imaginación es también un aliado poderoso para cuando existe una distancia física entre el Amo y su propiedad, pues ha de ingeniárselas para seguir siendo el Amo sin el poder de su presencia, de su mirada o de sus gestos. Cierto es que hoy la tecnología nos permite disfrutar de videollamadas y por lo tanto contar con una imagen para alcanzar ese objetivo, sin embargo hay circunstancias que pueden imposibilitarlo pero que, por su contexto, se convierten en escenarios únicos y maravillosos para activar los roles y poner a la sumisa en su lugar al tiempo que se le conduce rumbo al placer.
  De esto hablaré largo y tendido en las entradas que correspondan a las fantasías, describiré situaciones, contextos y circunstancias, hablaré de la lejanía y la proximidad, del entorno, como hacer que la sumisa se sienta propiedad aún en los lugares más insospechados, como construir con el poder de la palabra escenas cargadas de erotismo y convertir al BDSM en un aliado único e irremplazable junto con nuestra imaginación.

2º. MATERIALES DE PLACER

  He conocido a quien las llama herramientas, juguetes, utensilios, etc., yo prefiero llamarlas materiales de placer pues para mí son eso, materiales de los que todo Dominante se sirve para darse placer a sí mismo y por supuesto a su sumisa. Se trata de una amplia gama de materiales de distintas formas y para distintos usos, aunque algunos de ellos son tan versátiles que se prestan para recorrer sendas diferentes.
  Si el cuerpo de nuestra sumisa es todo un mundo con rincones prohibidos que explorar para llegar a nuestra meta común que es el placer, y las fantasías son el mapa que nos permite recorrer dicho mundo de formas muy variadas, tomando caminos exquisitos y nunca repetitivos (salvo que nos guste mucho la senda), los materiales de placer son nuestro transporte que nos dará el apoyo necesario para conseguirlo, son esas provisiones con las que contamos para no hacer viajes al éxtasis monótonos ni agotadores.
  Así pues, este será el segundo punto que quiero presentarte, te hablaré de todos los materiales que conozco o pueda conocer, los usos que se les puede dar, como utilizarlos, en qué contextos y bajo qué circunstancias, etc.



3º. PRÁCTICAS

  Ya por último este apartado que no es otra cosa más que un compendio de las anteriores, es decir, la puesta en marcha de las fantasías y el empleo de los materiales de placer. Las prácticas sólo pueden ser placenteras si las ejecutamos bien, aunque francamente nadie es perfecto y sabe como hacer que una práctica le salga redonda a la primera.
  Tengo por finalidad aquí ser más narrativo, compartir contigo mis experiencias, cómo conseguir que una práctica te salga bien y la puedas mejorar, las distintas prácticas que se engloban en el BDSM, algunas que me agradan y otras que no, etc., todo ello por supuesto desde mi experiencia personal y siempre desde el respeto y la sensatez.

Sirius B

jueves, 26 de marzo de 2020

Dominante, payaso o vainilla



  En este artículo quiero tocar un tema que en mi opinión es importante para las sumisas, también para todo Dominante que se precie como tal, pero aspiro a que a través de las nociones que voy a ofrecer aquí las sumisas descubran que no todo personaje que se declare como Dominante lo es, que esto no consiste en ver 50 Sombras, pegarse la etiqueta y hala, ya eres un Dominante de los pies a la cabeza, aquí o se tiene la vocación o se hará el ridículo, transmitiendo la triste imagen de un personajillo acomplejado que no tiene nada mejor que hacer que seguir una moda. El BDSM no es una moda, el rol de Dominante no es algo que pueda tomarse a la ligera y saber reconocer a un buen Dominante de uno mediocre o patéticamente machote, puede suponer la diferencia para una sumisa de hacer del BDSM una experiencia maravillosa o un fiasco rotundo.
  Antes de entrar en materia me gustaría puntualizar algo: Hay una diferencia entre Amo y Dominante y esta radica en que el Amo es aquel que tiene una sumisa a sus pies, mientras que Dominante es todo aquel que asuma este rol con o sin sumisa; es decir, todos los Amos son Dominantes, pero no todos los Dominantes son Amos*. Bajo esta premisa hablaré de Dominantes como la categoría que nos engloba a todos los que decidimos asumir este rol, independientemente si se tiene o no sumisa. Y como último matiz me gustaría dejar claro que ser Amo, o sea sé, tener sumisa no le hace a uno mejor que un Dominante sin sumisa, aquí cada quien vive el BDSM como mejor le place, nadie sabe más que nadie ni nadie es mejor que el que tiene al lado, principio que bien puede ser aplicado también a las sumisas; se puede tener más o menos experiencia, más o menos confianza en uno mismo, pero quien disfruta de este mundo como es debido, ya es mejor que muchas otras aberraciones que se dicen ser sumisas o que se hacen llamar Dominantes.
  Entrando por fin en materia, a continuación  hablaré de 3 tipos de Dominantes que en definitiva son los que yo conozco por mi experiencia: El Dominante al que llamo payaso, el Dominante al que yo llamo Vainilla, y el Dominante por excelencia, el que lo es y se ha ganado ese título.

1º. EL DOMINANTE PAYASO

  Este personaje supongo que siempre ha existido, eso está claro, pero así como también sucedió con las sumisas, su imagen parece haberse extendido tras el estreno de la saga fílmica de 50 Sombras.
  Su perfil no es difícil de reconocer: Se trata de alguien completamente inseguro de sí mismo y de su rol, quien requiere constantemente el reconocimiento de toda sumisa con la que se cruza y quien necesita estar constantemente recordándose a sí mismo y al mundo que “es un Dominante” que “es un Señor”. Normalmente impone su voluntad nada más identifica a una sumisa, y si esta carece de cualquier experiencia mucho mejor pues su autoridad se ve reforzada con una absurda sensación de superioridad, la cual expresa con citas del tipo “llevo x años en esto y sé lo que te digo”, “deberías hacerme caso porque sé lo que digo y tú eres sólo una sumisa inexperta”, “hazme caso porque yo soy el Amo y tengo mucha experiencia”, etc., y estas frases no me las he inventado, son el testimonio de sumisas que he conocido y que se han cruzado con estos payasos.
  El Dominante payaso se percibe a sí mismo como alguien fuerte, como alguien con autoridad, pero como en el fondo no está seguro ni siquiera de lo que realmente es tiene que recordarlo, que expresarlo, tiene que dejar clara su posición “superior” en todo momento, humillando, rebajando, maltratando a la sumisa sin ningún tipo de criterio, haciéndola sentir que es sumisa y que él es Amo, impone su autoridad y desprecia la debilidad, algo que no es de extrañar dado que en el fondo él es débil.
  El payaso muchas veces hará el loco, sacará el látigo sin motivo ni razón, impondrá su autoridad sin pensar siquiera lo que significa esa palabra, no buscará el respeto de la sumisa porque para él ya sólo con ser Dominante el respeto está servido. No se preocupa por conocer a la persona tras el rol, no le importa, lo que lo desenmascara como el egoísta que es y es esto quizás lo que más evidencia al payaso, apenas se cruza con una sumisa le impone reglas, normas, horarios, sin siquiera hablar con ella más que un falso saludo de cortesía… ¿Dónde quedan los límites, payaso, y el respeto a los mismos? Ah, lo olvidaba, tú eres el señor y por lo tanto la sumisa está a tu servicio, los límites los marcas tú con tu criterio, con tu idiotez y con tu inexistente sabiduría y experiencia.
  Recuerdo que una sumisa me contó el caso de uno de estos engendros que apenas en su primera charla, sin siquiera interesarse por ella desde luego, le impuso que no pasaría las navidades con su familia sino con él en su biblioteca (forma en la que llamaba a su mazmorra)… Un aplauso por semejante muestra de criterio. Por lo menos la sumisa tuvo sentido común y lo bloqueó rápidamente. En otra ocasión me contó otra sumisa, que un payaso la obligó a enviarle fotos y videos de ella desnuda bajo la premisa que él era su señor y ella tenía que obedecerle ciegamente, y eso que ni siquiera era su Amo.
  Lo más lamentable de todo esto es que se justifican arguyendo precisamente que el BDSM lo pueden vivir como quieran… Permíteme que te diga algo, payaso: Sí, tal como dice mi amigo y maestro, El Faro, el BDSM está a nuestro servicio y no al revés, pero ello siempre y cuando no le hagamos daño a otras personas, no las perjudiquemos y no transgredamos la ley esencial de BDSM: Seguridad, Consenso y Sensatez, porque de hacerlo infligimos la base, la esencia de nuestros roles, traspasamos una línea que garantiza el disfrute de todos los que formamos parte del colectivo.
  En fin, creo que la imagen del Dominante payaso ha quedado bien perfilada, una efigie que simboliza la ridiculez, el egoísmo, la carencia de criterio y la idiotez. Espero que esta plaga, que a todo esto da mala reputación a los buenos Dominantes, sea desenmascarada por sus víctimas tan pronto asoman su nariz por los círculos de nuestro colectivo.

2º. EL DOMINANTE VAINILLA

  A lo largo de mi blog he hablado muchas veces sobre lo perjudiciales que son los extremos en todo y en el BDSM, como igualmente he reiterado, no es la excepción. Así, pasamos de un Dominante payaso a un tipo de Dominante que ni siquiera puede aseverar que lo sea: El Dominante vainilla.
  Tenemos claro quienes participamos de este colectivo que una vez en los roles los papeles quedan perfectamente definidos, la sumisa es una figura dominada que está a merced de su Señor, que se postra a sus pies y profesa por él respeto y actúa con obediencia, es suya, le pertenece en cuerpo, mente y alma. El Dominante es lo contrario, encarna la autoridad, el poder, el dominio, es rudo, fuerte – por supuesto sin perder de vista otras virtudes y cualidades compatibles y que ahora no vienen al caso -, es, por lo tanto, la representación misma de un Amo.
  Sin embargo el Dominante vainilla no encarna nada de esto, muy por el contrario, es excesivamente complaciente, no muestra fuerza, no muestra autoridad, si su sumisa se le revela él simplemente se retracta, deposita en ella prácticamente todo el poder que él debería tener. En lugar de ejercer dominio lo pierde, y ello porque se ampara en la idea de un romanticismo caballeresco, decimonónico, principesco, en el cual no tiene cabida las prácticas propias del BDSM, él es, por lo tanto, el representante de lo que una amiga que tengo llama vainilla duro, esto es, prácticas mínimas de BDSM, aquellas que en un momento dado cualquiera puede practicar: Vendas en los ojos, juegos con una pluma o hielo, esposas, etc..
  El Dominante vainilla se percibe a sí mismo como un buen Amo, se eleva a lo más alto porque considera que su sistema complaciente y excesivamente condescendiente hace feliz a la sumisa que lo ve como un Amo romántico, dulce y sensible.
  Sólo he conocido un caso de este tipo y según me contó la sumisa que lo conocía él tenía una tabla de castigo en la que atribuía a la falta cierto grado, en función de dicho grado daba un número determinado de azotes, minutos con pinzas en los pezones, etc., algo que en mi opinión es del todo ineficaz y le resta toda la gracia a la relación Amo/sumisa en tanto en cuanto ella puede regular su falta en función de lo que desee. Sin embargo esto no era lo peor pues según me contó esta sumisa, la única vez que intentaron sesionar él ni siquiera sabía como dar una nalgada, y cuando ella dijo rojo no le hizo caso y continuó, llevándola directamente al enfado y provocando que la débil atmósfera que se había generado a duras penas se viese del todo destrozada. Así mismo, ella muchas veces, y siempre a modo de juego, provocaba sus reacciones y cuando tenía la respuesta que buscaba expresaba su desacuerdo con ella, retractándose el Dominante de forma automática y aseverándole que esa sería la última vez que la perdonaba, cosa que en todo caso era del todo falso pues en ocasiones posteriores sucedía exactamente lo mismo.
  El Dominante vainilla por lo tanto no se siente poderoso, no se siente autoritario, no se embriaga de esas sensaciones que toman el alma y la mente de los Dominantes cuando ejercemos nuestro dominio. En mi opinión sólo actúa por complacencia y ello aplicado a todos los aspectos de la relación, partiendo incluso por su rol Dominante el cual no es auténtico, sino un disfraz, una mascarada que tiene por finalidad conquistar, agradar, tener a una chica de rol sumiso a su lado. Esto es una ignorancia tan peligrosa como la estupidez del Dominante payaso, y ello porque al no sentirse parte del colectivo BDSM, desconoce las normas, no se informa, no se educa a sí mismo, siendo así alguien que puede cometer errores, matar la magia, romper la atmósfera y provocar que una sumisa se lleve un chasco y no quiera seguir experimentando con él, como es lógico.
  En definitivas cuentas, el Dominante vainilla es uno de los dos extremos que yo he conocido hasta hoy, ambos son peligrosos, ambos son absurdos y tienen una carga negativa en su postulado ante el BDSM totalmente impropia del colectivo y de sus bases.



3º. DOMINANTE

  El Dominante por excelencia puede hacerse llamar la encarnación misma de la sentencia aristotélica “en el centro está la virtud”, y ello porque ha de poseer una mente y un alma equilibrada, saber cuándo actuar con dureza y rudeza, cuándo ser romántico, dulce o detallista, cuándo actuar con frialdad y cuando con calor, cómo ser un Señor, un Amo, y cómo ser un confidente, un amante.
  El Dominante es una persona segura de sí misma, alguien que no necesita la aprobación de otros para sentirse un auténtico Dominante, no precisa de decir en todo momento “soy un Dominante” y ello porque su sumisa lo sabe, lo percibe en todas sus acciones, decisiones y actuaciones. No anda con el látigo en la mano para azotar en cada momento a su sumisa, no busca fallos donde no los hay ni castiga sin motivo ni razón, disfruta de la sumisión y de la iniciativa por igual, pues sabe que aunque conoce el BDSM, conoce los límites, conoce las bases, nunca puede dejar de aprender.
  El Dominante es consciente de sus virtudes y de sus defectos, los plantea, vive con ellos, se los presenta a su sumisa sin miedo, siempre tiene la transparencia y la sinceridad por delante pues sabe que estas son las bases sobre las que se sienta toda relación, incluso la D/s. No es déspota, no busca el miedo de su sumisa sino su respeto, el cual sabe que se ganará siendo tal cual es, siendo autoritario cuando procede y tierno cuando es preciso, castigando si así lo considera necesario, pero también premiando los comportamientos y las iniciativas que tiene su sumisa.
  El Dominante es un caballero, respetuoso con los límites, alguien que tiene el honor por estandarte, cumple sus promesas, ofrece a su sumisa la tranquilidad que esta requiere para someterse a su voluntad, le ofrece confianza, seguridad, respeto y sensatez, no teme mostrarse frágil en un determinado momento, no teme buscar el consuelo, el refugio en brazos de su sumisa, porque sabe que esto no lo hace parecer débil, sino que lo hace parecer auténtico, humano, verdadero.
  El Dominante conoce a su sumisa en todas sus facetas, como mujer, como hija o madre, como trabajadora o como estudiante, conoce y fomenta sus aficiones, le brinda su espacio, vela por sus intereses y procura que esté bien física, emocional y psíquicamente. Ella es suya y él sabe que le ha otorgado su confianza, obediencia y sumisión, atesora esto y lo retribuye con fuerza, autoridad, dominio, pero también con ternura, romanticismo, respeto, y ello porque siempre hay tiempo para todo, incluso en el BDSM aunque no lo parezca a priori.
  El Dominante se embriaga de poder, se siente abrumado por la sumisión de su propiedad, por la entrega de su sumisa, pero no es idiota, no desprecia este obsequio, actúa con responsabilidad y sensatez, se toma en serio su papel y encadena a su sumisa sin llegar a ahogarla, la somete sin coartar su libertad, la domina sin reducirla a nada… Sabe que ella ante todo es una persona no un rol, somete a la sumisa respetando así a la persona, no la despoja de voluntad, no le corta sus alas, si eso la ayuda a través de su dominio a volar más alto, la tiene a sus pies, pero no por ello la hunde y humilla, es suya pero no en un sentido literal, y él lo sabe y con sus actos le da esa sensación a su sumisa, la hace sentir su propiedad pero no como un objeto sin alma.
  El Dominante no se siente más que otros aunque tenga sumisa, no se siente más sabio por contar con más años de experiencia, es consciente que, como todo en la vida, en el BDSM siempre hay algo nuevo que aprender, algo que puede conocer a través de otros Dominantes o de otras sumisas con conocimientos distintos a los suyos. No desprecia a las sumisas que tiene delante, no se siente por encima de ellas en cuanto interactúan con él, primero conoce a la persona, para así poder llegar hasta el rol, pero aún y todo no exige respeto absoluto y obediencia ciega, sabe que si surge el feeling necesario, podrá demostrar quién es y así ganarse ambas cosas, junto al amor que como en toda relación puede surgir**.

*Esto lo aprendí de mi amigo y maestro El Faro, en cuyos escritos leí esta sentencia y los cuales sentaron las bases de lo que hoy soy en el BDSM.
**Esta entrada fue inspirada por un artículo leído en Cuadernos de BDSM número 1, lectura que también recomiendo a todos aquellos que deseen aprender mucho más.

Sirius B

Sobre el collar y su poder

    El título de la entrada es muy ilustrativo, de modo que no cabe hacer puntualizaciones ni dar excesivas explicaciones respecto al mism...