domingo, 27 de octubre de 2019

Sobre chicas fuertes, independientes y BDSM


 

  La idea para escribir este post surgió de una conversación que ayer mismo sostuve con una chica súper especial, a raíz de un comentario que en cierto momento de la noche me hizo y que trajo una idea a mi cabeza, idea que si bien ya había pensado en muchas ocasiones, e incluso había expresado de forma muy escueta, no encontraba la inspiración, el punto sobre el que apoyar mi tesis para poder darle un poco más de consistencia, algo que como digo, y gracias a esta chica, pude hallar y por fin puedo expresar con total claridad.

  El título del post brinda cierta pista de cara a conocer un poco la tesis que aquí voy a desarrollar, sin embargo no lo dice todo, pues si bien voy a hablar sobre la relación existente entre BDSM y una chica fuerte e independiente, lo voy a hacer bajo un prisma bastante particular: Los beneficios físicos y psíquicos/emocionales que la práctica del BDSM puede acarrear dado que, y como bien he dejado entrever en alguna otra exposición, el BDSM es un fantástico instrumento no sólo sexual o emocional, sino que su práctica trae para las partes implicadas otros beneficios menos carnales y espirituales, más psíquicos y físicos, y no hallé un modo mejor de ilustrarlo sino a través de esta ejemplificación, es decir, lo que aquí voy a desarrollar es perfectamente extrapolable y aplicable a otros casos, a otros tipos de personalidades ya que, y como siempre digo, el BDSM cada quien lo vive como mejor le plazca y en las circunstancias que le parezcan siempre y cuando cumpla con los mínimos por los que siempre abogo, esto es, consenso, seguridad y sensatez (CSS), así como sinceridad, respeto y confianza (SRC).

 

1). Un acercamiento necesario

 

  En primer lugar, y antes de entrar en el tema objeto de este post, me gustaría explicar de forma muy breve los tres tipos de relaciones (aunque hay muchísimas más) que, y siempre a mi criterio, pueden darse principalmente en el BDSM; como he dicho no son las únicas, cada cual puede tener sus variantes, y ello siempre dependerá de las partes implicadas y de cómo quieran vivir esta experiencia.

-Relación y sesiones. Esta la he conocido hace relativamente poco, de manos de una dómina con mucha más experiencia que yo y a quien respeto muchísimo, y es tan simple como mantener una relación sentimental (abierta o cerrada) y mantener al BDSM aletargado, para luego, cada vez que las circunstancias lo permitan y/o haya disposición por ambas partes, practicar potentes e intensas sesiones, prolongándolas horas o incluso días, para una vez finalizada “abandonar” los roles y volver a un status de pareja tal cual.

-Relación BDSM. En este caso la idea es igualmente muy simple, ya que se trata de una relación normal de pareja, pero con añadidos de BDSM, esto es, a medio camino entre lo anterior y la relación 24/7 (la explicaré a continuación); hay aquí una relación de D/s en ciertas áreas, se mantienen las sesiones y se vive el BDSM de un modo quizás más cotidiano, aunque nunca al nivel de las 24/7, de hecho los roles se mantienen activos sólo en ciertas circunstancias y se retraen en otras, hay un comportamiento dominante/sumiso constante, pero cuando toca se apartan y se asume el status de pareja convencional sin roles.

-Relación 24/7. Esta es quizás la más potente de todas las relaciones BDSM, los roles se mantienen activos durante las 24 horas y los 7 días de la semana (de ahí su nombre) y no hay variación ninguna en ellos. No he conocido al menos de momento una pareja de estas características, sí testimonios de personas que lo han intentado y en muchos casos han acordado bajar el nivel o directamente poner punto final.

  Cada una de estas relaciones (que como digo ni son las únicas ni un numerus clausus) tienen sus ventajas e inconvenientes, y siendo sincero yo me quedo con la primera y con la segunda, aunque sin orden de preferencia ya que ambos son estilos con los que estoy seguro disfrutaría muchísimo; no obstante la que descarto de pleno es la tercera, es decir, 24/7, y ello por el desgaste energético y psíquico que conlleva, además de la implicación que exige a la que yo, personalmente, no me veo dispuesto por mi carácter y mis propias responsabilidades, y la verdad es que hay que ser responsable en este tema y no tomarse algo así a la ligera.

 

2). Beneficios físicos

 

  Ya habiendo esclarecido lo anterior, creo que va siendo hora de explicar los beneficios que el BDSM puede aportar a una persona, que como he dicho supra, y a modo de ejemplo, utilizaremos a una chica fuerte e independiente, además que sólo lo haré desde la visión de los dos primeros tipos de relaciones, y ello porque considero que la relación 24/7 conlleva un gran desgaste psíquico y emocional que resulta “contraproducente” para lo que aquí expondré, sin olvidar que no es un tipo de relación a la que aspire.

  Partamos de la base que el ser una persona con un carácter fuerte e independiente, de forma subconsciente, acarrea un desgaste constante que puede resultar a la larga agotador y que puede requerir de un descanso, de un apoyo, es decir, pasar la carga a otra persona aunque sea ello temporalmente… Cargar las pilas, por decirlo de algún modo para luego continuar adelante y retomar esa personalidad, ese carácter.

  A través del BDSM, y en las manos del dominante adecuado, una sesión puede transformarse en una válvula de escape perfecta físicamente, y ello porque si la sesión se desarrolla de forma correcta, la compenetración y la confianza es la idónea, la sumisa experimentará un alivio físico al abandonarse, al ceder el control al dominante que, a través de su conocimiento y experiencia, la llevará al placer, a la tranquilidad, y si todo incluso supera las expectativas, al subspace, esto es, una descarga extasiante de endorfinas, una sensación que según me han descrito, es similar a un estado narcótico, una droga natural que genera el propio cuerpo y que proporciona un estado de suma tranquilidad y paz, tanto así, que de no estar junto a la persona apropiada el estado puede ser un arma de doble filo, pues la sumisión que se alcanza en el subespace es absoluta, entendiendo este concepto de forma literal. Es por ello que un buen dominante no se aprovechará de ello, dejará que la sumisa disfrute de ese éxtasis durante unos minutos para luego regresarla poco a poco a un estado normal… Relajación absoluta, placer y tranquilidad, sensualidad y confianza.

  Una vez la sesión ha terminado, llega el momento del aftercare, otro instante en el cual el dominante ayudará a que la sumisa, vencida y derrotada por el placer que le ha hecho experimentar, siga disfrutando de paz y relax, ya que durante este instante le prodigará los cuidados y mimos necesarios para hacerle sentir bien, para acrecentar ese vínculo y ese lazo que los une, demostrándole así que es un buen dominante, un buen compañero y proporcionándole de paso el descanso físico que, en su posición diaria de chica fuerte e independiente, no ha podido tener.

  He aquí el gran beneficio físico, a través del placer y de las prácticas que con el BDSM puede experimentarse en una sesión, se logra liberar por un lado endorfinas naturales, alcanzar ese estado narcotizado de total sumisión y tranquilidad, de confianza absoluta, que brinda al cuerpo de la sumisa ese descanso literalmente placentero, y por otro, el posterior aftercare, el cual le permite sentir que tiene un apoyo, que cuenta con ese respaldo, con ese sustento que no le fallará y en quien puede confiar plenamente… Y ello sin olvidar el disfrute y el placer que ha experimentado durante la misma sesión.

 

3). Beneficios psíquicos y emocionales

 

  Una persona fuerte e independiente, que resuelve sus problemas por su cuenta, que se las apaña perfectamente ella sola, padece, y ello es así por una cuestión de lógica, de un cansancio y desgaste emocional y psíquico, pues admirablemente supera los obstáculos y salta las barreras sin contar con nadie más que ella misma, lo que es agotador con el paso del tiempo, ya que se desearía contar con un punto de apoyo sobre el que dejarse caer, a quien traspasarle esa pesada carga aunque sea momentáneamente.

  De sobra está decir que incluso en una relación vainilla, si la pareja se comporta como tal y existe confianza, se puede contar con esa posibilidad; sin embargo, y como expliqué en un post anterior, el BDSM es intensidad, y todo se magnifica de forma extremadamente maravillosa, y esto no es la excepción.

  Teniendo como punto de partida que en la propia relación el vínculo y la confianza generada gracias al BDSM es potente y por lo tanto la chica fuerte e independiente, y sin ser necesario que asuma su rol sumiso en todo momento (primera relación), confiará tanto en su compañero que no tendrá temor a mostrarse vulnerable, a bajar la guardia y ser natural y sinceramente más frágil aunque sea momentáneamente.

  Ahora bien, este vínculo, esta cercanía y confianza plena no sólo se la habrá ganado día a día, que también, sino que la fortalecerá gracias a las sesiones practicadas en las que demostrará a su sumisa que puede confiar en él, que la respeta, que no la juzga ni critica, que puede abrirse ante él y mostrarse vulnerable porque en el fondo él sabe el tipo de chica que es en realidad.

  Ya en la propia sesión la chica fuerte e independiente asumirá su rol de sumisa, se desposeerá de sus cargas psíquicas y emocionales, se las cederá a su Amo y este las tomará con respeto, sensatez y seguridad, velará por ellas, y le proporcionará el descanso que necesita para poder seguir adelante una vez la sesión finalice; el Amo toma el control y poco a poco, con ayuda del BDSM, va conduciendo a su sumisa por esa senda de placer, por esa senda de olvido y tranquilidad, y con un poco de suerte la llevará hasta el subespace, ese rincón en el cual todo se olvida, todo desaparece, no hay presiones, no hay angustias, está segura porque él está ahí, es un buen Amo, un buen compañero, se abandona, confía en él y en el respeto, seguridad y sensatez que le ha demostrado… Está descansada, sus emociones son de él, su psique está extasiada y puede disfrutar de esa liberación que le proporciona el descanso que necesita de un modo literal.

  Luego llega el aftercare, ese momento tras volver a la realidad donde los cuidados y los mimos le permiten estar totalmente abandonada, con su mente y sus emociones todavía libres de cargas y confiada que en las manos de su Amo está a salvo… Todo se acaba, su compañero le regresa sus cargas y entonces ella está renovada, fuerte e independiente una vez más.

 

Sirius B

miércoles, 9 de octubre de 2019

La magia de las cadenas

           
“Nunca fui tan libre como desde que tu cadena me ata, nunca volé tan alto como desde que a tus pies me arrodillo”

  Cuando leí esta maravillosa declaración de una sumisa a su señor una idea apareció casi de forma automática en mi mente, una idea que en forma de explicación dio respuesta a un interrogante que muchas veces se me ha planteado al decir que una relación BDSM del tipo que sea (en mi caso una pareja) hace a las dos partes libres, y la pregunta suele ser: ¿Cómo puede ser libre una persona que comparte una relación de dominación y sumisión? Será libre el Amo, no la sumisa.
  Es posible que a simple vista esto sea así, en efecto, sin rascar un poco más y quedarse en la superficie en una pareja-BDSM sólo uno de los integrantes es libre; no obstante si indagamos un poco, si reflexionamos y escuchamos, puedo asegurar que en una relación BDSM ambas partes son libres, y ello gracias a “la magia de las cadenas”, un simpático concepto que me saqué de la manga el día en que leí la frase del encabezado y que a continuación procedo a explicar, y lo haré de forma minuciosa pero sin resultar tedioso, dividiendo la exposición en dos partes: Primero a través de la magia de las cadenas en un plano material/sexual/erótico, para luego exponer la magia de las cadenas más emocional, más psíquica.

1º. Bondage, símbolo de poder pero también de libertad

  Existen muchísimos elementos asociados al BDSM, sin embargo el más reconocido de ellos, y aceptado socialmente me atrevería a decir, es el bondage (ataduras), y ello porque incluso entre la población vainilla puede darse este tipo de juegos, popularizados todavía más gracias a la saga fílmica y literaria 50 Sombras… ¿Quién no ha sido atado o esposado a la cabecera de la cama en más de una ocasión como un modo de romper con la rutina? Más de una pareja me atrevo a afirmar, y no necesariamente miembros del colectivo del BDSM.
  ¿Y en qué radica el atractivo de este tipo de prácticas? Simple: En el sometimiento, en la sensación de poder que la parte dominante ejerce sobre la parte atada, saber que está a su entera disposición, indefensa/indefenso, dependiendo de él o ella en todos los sentidos, en el significado más amplio de la palabra… Es suya/suyo, y ahí radica el atractivo, al menos en mi opinión y desde mi rol de dominante.
  El bondage, no obstante, está lleno de matices en el BDSM, se va más allá de unas esposas o una cuerda, se traspasa la línea de la cabecera y se busca el placer, la sensualidad, e incluso la belleza a través de la visión de un cuerpo a nuestra entera disposición, sin más límites que los marcados y conocidos de antemano, obsequiándonos un amplio margen para hacernos disfrutar y hacer disfrutar a nuestra pareja.
  Así el dominante se hace libre a través del bondage, utiliza las cadenas, los grilletes, las cuerdas o un simple trozo de satén o seda negra para liberar su dominio, “extasiarse” de poder, de autoridad, de sensualidad y placer, ya que sólo en los límites encuentra la frontera, dentro de aquellos puede ser él mismo, dominar, poseer, sentir como suya a la otra persona, recorrer el sendero de la libertad sexual sin prejuicios, sin censuras, confía en su sumisa, disfruta de su sumisión, del poder que le transmite, y sabe que con ella todo es posible pues no habrá críticas, no habrá desconfianza, no habrá condenas que atraviesen sus labios… Es libre para ser él mismo.
  ¿Pero y la sumisa, cómo puede sentirse libre con cadenas, grilletes, cuerdas o trozos de satén o seda reteniéndola, sujetándola, sometiéndola? Porque no existe nada más liberador que la confianza absoluta, la tranquilidad plena, saberse a salvo en manos de una persona que conoce las fronteras marcadas, alguien sensato a quien se ha entregado de forma consensuada y segura, quien no sólo la protege, sino que convierte su entrega en un instrumento de placer, rompiendo los tabúes, haciéndola explorar nuevos horizontes, y todo en un entorno que le proporciona la suficiente seguridad y tranquilidad como para sentirse libre, para ser ella misma, disfrutar entregándose en manos de su señor, de su amo, alguien que ha trabajado para conocerla en todas y cada una de sus facetas, que le ha demostrado que la respeta, que actúa con responsabilidad, en definitivas cuentas, que se ha ganado su confianza absoluta e incuestionable, que es consciente de dónde está su umbral, dónde está el placer y dónde se transformaría en dolor… Y bordea esa delgada línea, y ella más libre se siente, pues en la atadura puede desatarse, una peculiar paradoja como la que experimenta en ese momento, la de una libertad encadenada… Es libre para ser ella misma.
  La magia de las cadenas material, por así llamarla, no sólo puede experimentarse a través del bondage, aunque en mi opinión es el ejemplo perfecto, la mejor vía para conocerla y experimentarla plenamente, en toda su extensión, en todo su significado.

2º. Dominación y sumisión, libertad en estado puro

  Quizás esta parte sea más sencilla de explicar y entender que la anterior, no en vano partimos de la base que una relación BDSM es un pacto entre iguales, personas libres y con voluntad y criterio propio, que deciden llevar adelante una fantasía en la cual asumen un rol, y lo hacen de un modo consensuado, seguro y sensato, además de con sinceridad, respeto y confianza mutua. Por lo tanto, no hay que perder de vista que sólo mientras se esté en los roles y durante el tiempo que dure la relación, el intercambio de poder, el dominio y la sumisión, se mantendrá activa y nunca se ha de olvidar que en la realidad fuera de la pareja, en la vida misma, ambos poseen voluntad propia, ambos son iguales y ambos son libres, no hay jerarquía, no por ser hombre se está por encima de la mujer, esto no es machismo, esto es BDSM… Como siempre digo: Ante todo somos personas, no roles. Dicho lo anterior, y entrando ya en la magia de las cadenas más espiritual, emocional y/o psíquica, tengo que decir que, y al igual que sucedía en el apartado anterior, hablaré desde mis conocimientos de mi rol de dominante y de los testimonios que sumisas y sumisos que he conocido han tenido la cortesía de compartir conmigo.
  Ya en el mero acto de someterse a una persona, cederle el control de ciertas parcelas de su vida y de la relación que compartan, puede apreciarse la libertad, no en vano si la decisión no es tomada por voluntad propia, sin criterio, y sin siquiera ser consciente de lo que se está haciendo o en quién se está confiando, el consentimiento imprescindible para que exista BDSM está viciado, no cuenta, es nulo, y por lo tanto no existe BDSM.
  Teniendo esto claro, es decir, que la propia decisión de entrega es un acto de libertad, lo siguiente es conocer cómo se puede ser libre sometiéndose a una persona, y la respuesta no es demasiado difícil: Al someterse y ceder el control de ciertos ámbitos, y siendo el dominante una persona sensata, alguien con las ideas claras, madura y responsable, éste ayudará a la sumisa/sumiso a sentirse libre de toma de decisiones que, en cualquier caso, él como dominante tomará en su lugar, por supuesto siempre velando por el bien de su sumisa…
  “Nunca fui tan libre como desde que tu cadena me ata”… Y ello es posible porque mi cadena te sujeta pero no te asfixia, no te impide volar, te guía cuando es necesario, te educa cuando es preciso, rodea tu cuello, pero tú tienes la posibilidad de quitártela cuando así lo desees, pues yo dominante sensato, respeto tus decisiones, respeto tus límites, te respeto como mujer, te respeto como sumisa… “Nunca volé tan alto como desde que a tus pies me arrodillo”… Porque jamás te obligué ni obligaré a hacerlo, porque lo hiciste libre, y libre seguirás, porque pese a que te domino, a que ejerzo poder sobre ti, es una fantasía que compartimos, una relación que nos da placer, nos gusta y disfrutamos los dos, no hay egoísmo, no hay desconsideración… Arrodíllate a mis pies, que yo admiraré tu entrega, la corresponderé, no abusaré de ella, la tomaré como un tesoro, será mi instrumento para llevarnos por la senda de la pasión y el placer, será mi vía para ayudarte a crecer, ya no sólo como mi sumisa, sino también como mujer, como persona… Siéntete libre, porque eso eres, y aunque juntos compartamos esta relación, tú entraste libremente y libremente, si lo deseas, te marcharás.
  Cuando un dominante recibe la entrega absoluta de su sumisa, ya no sólo física, sino también emocional y psíquica, sería un idiota si despreciase ese obsequio, si lo utilizase para su beneficio egoísta, si no lo correspondiese con la entrega de su dominio sensato, seguro y placentero…
  “Nunca fui tan libre como desde que tu cadena me ata”… Ni yo tan libre como desde que te sometiste a mí, pues tu entrega, tu sumisión me hace ser yo mismo, me da confianza, seguridad y libertad, me hace ser natural, me da placer, me llena de pasión, de deseo y admiración por ti, sujeto la cadena y con dicha, pues tu amor, tu devoción y sumisión, me hacen ser libre…  “Nunca volé tan alto como desde que a tus pies me arrodillo”… Y yo nunca fui tan libre como desde que te tengo a mis pies, desde que me dedicas esa mirada incomparable, la mirada de mi sumisa, henchido de orgullo le concedo a esos ojos mi libertad, pues sé que contigo nada he de temer, puedo ser yo, sin prejuicios, sin que me condenes, me has dado tu confianza, te has puesto a mis pies, y yo con ese simple acto soy natural, soy tuyo, así como tú eres mía, soy tu señor, tu amo, como tal actúo donde puedo, y lo hago de forma libre y tranquila, sin aguardar reproches, sin temer cuestionamientos…
  El BDSM nos ha unido, nos ha vinculado, nos ha dado las cadenas que hoy nos enlazan, las mismas que rodean tus muñecas y te doblegan a mí en la visión más exquisita y sensual que los dioses hayan concebido, las mismas cadenas que rodean tu cuello y que yo sujeto con pulso firme y mano dura… El BDSM nos ha unido, y del mismo modo nos hace libres.

Sirius B
        
Dedicado a mi sumisa: Arwen

jueves, 3 de octubre de 2019

BDSM: Una forma fantástica y única de experimentar la intensidad




  El otro día, mientras iba camino a Alicante con un amigo, surgió el tema de la sexología, y a raíz de aquel terminamos hablando del BDSM, declarándole que yo era miembro del colectivo en el rol de dominante, detalle que le resultó curioso e interesante a partes iguales, preguntándome en primer lugar: ¿Qué es exactamente el BDSM? Una pregunta muy recurrente entre el común de los mortales, los cuales no comprenden nuestra forma de entender las relaciones, o bien directamente las tachan de raras, extravagantes, locas, o se limitan a simplificarlas casi a lo absurdo.
  Podría haberle recomendado a mi amigo un centenar de páginas web donde le responderían a su pregunta*, pero preferí darle yo mismo una respuesta nacida de mi propia y personal percepción del BDSM y todas las prácticas, experiencias, principios y conocimientos que he adquirido en estos casi ocho meses como miembro del colectivo, una respuesta subjetiva y personal, que en ningún caso tiene por finalidad erigirse como la única e indiscutible, al contrario, es muy probable que tú, dominante o sumisa que me lees, tengas tu propia opinión al respecto, y que el día en que te formulen esta pregunta, contestes algo muy diferente a lo que yo respondí a mi amigo y procedo a exponer a continuación… ¿Y sabes algo? Tanto tu respuesta, como la mía y la de cualquier otro miembro de nuestro colectivo, es totalmente respetable y acertada, pues como siempre digo, no existen ni mejores ni peores dominantes, ni tampoco mejores o peores sumisas, sino personas que disfrutan del BDSM de forma consensuada, segura y sensata, y mientras sea así, nadie puede imponerse como el poseedor o poseedora de la verdad absoluta.

  Entrando ya en materia, a mi parecer el BDSM es un modo único y maravilloso de vivir y disfrutar ya no sólo de nuestra sexualidad, que también, sino de nuestras relaciones, pues gracias al vínculo que lentamente se va forjando entre dominante (del sexo que sea) y sumisa/sumiso, y que se asienta sobre la base del consenso, seguridad, sensatez, respeto, sinceridad y confianza, las emociones y sensaciones que terminan enlazando a ambas partes, son intensas y profundas, alcanzando tal paroxismo que, y de darse las circunstancias, ambos experimentarán momentos de éxtasis pleno (ya hablaremos del sub space), se lo dirán todo con una mirada, se conocerán de manera íntima y extremadamente personal, serán recíprocamente receptores de una confianza ciega y bidireccional, conocerán la sinceridad en su plenitud y serán acreedores de un respeto que, aunque por opuestas y muy distintas razones, será total y absoluto, y todo ello en un ambiente, en una relación consensuada, segura y sensata.
  Así, yo defino al BDSM como un modo único e inigualable de experimentar y vivir la intensidad, el placer, las emociones, de poder llevar a cabo una fantasía de roles que, de hacerse y gestionarse adecuadamente, desembocará en una relación cercana, profunda y plena, la cual a su vez reportará beneficios mentales, emocionales y físicos para ambas partes, así como proporcionar las condiciones para disfrutar de una sexualidad que rompe con los tabúes, que traspasa los límites y empuja a quienes participan a explorarse a sí mismos en un entorno seguro y sensato.
  Para la sumisa o sumiso, y esto lo sé por lo que me ha dicho más de uno, la sensación de libertad, seguridad y tranquilidad que les proporciona un buen Amo en una relación BDSM, sea del tipo que sea, es tal, que puede conducirlos al éxtasis en una sesión, al alivio de poder centrarse en otras parcelas de su vida cuando han dado potestad a su Amo en otras, lo que sumado a la sensación de protección que poseen una vez el vínculo se ha consolidado, hacen del BDSM, para ellas y ellos, una filosofía vital, sexual y mental, única e incomparable con el mundo vainilla.
  Para los dominantes, y aquí vuelvo a mis apreciaciones personales, gozar de la entrega y sumisión de una persona, ser receptor de una confianza ciega, de una devoción extrema, es algo que no tiene precio; saber que somos merecedores de semejantes sentimientos, de la sinceridad y del respeto de nuestras propiedades, de nuestras sumisas o sumisos, es una situación casi indescriptible y que algún día deseo poder experimentar en carne propia, esforzándome para ser digno de semejante honor, de tamaña responsabilidad, actuando siempre con valores y principios férreos, los cuales he detallado aquí en mi blog en más de una ocasión.
  En definitivas cuentas, y por si no ha quedado claro, el BDSM para mí es una filosofía increíble, un instrumento maravilloso y único, capaz de dotarnos a quienes lo experimentamos, vivimos y disfrutamos, de emociones y sensaciones profundamente intensas, brindándonos la oportunidad de formar parte de algo fantástico, placentero, poderoso y espectacular… Es, por lo tanto, una forma incomparable de vivir la intensidad en todo su significado.

  Así se lo describí a mi amigo, así se lo transmití, y para cuando acabé él estaba sin palabras, asegurándome que si bien conocía el BDSM a través de oídas, jamás lo había visto bajo esta perspectiva, y que lamentaba profundamente tener los años que tiene y no unos pocos menos, para gozar de la ocasión de conocer en persona semejante modo de entender la sexualidad y las relaciones… Al parecer, soy un vendedor excelente…
  Fuera de bromas, me alegra haber contribuido, aunque sea sólo con una persona, a cambiar la opinión desprestigiada que los vainillas tienen sobre nuestro colectivo, sobre nuestro modo de vivir, sentir, follar, disfrutar, e incluso amar, la cual nada tiene que envidiar a la suya, muy por el contrario, son ellos quienes tienen que envidiarnos a nosotros dado que es a nuestra manera como se conoce lo que significa realmente intensidad.

Sirius B

*Son tres las páginas que a mí me sirvieron como vías de aprendizaje: La primera de ellas fue Wikipedia, con su completísimo artículo relativo al BDSM; la segunda fue la revista Cuadernos de BDSM; y la última de ellas, aunque yo diría que la más importante, fue el blog de mi apreciado amigo y maestro, El Faro, el cual está linkado aquí mismo en mi blog, y que sugiero encarecidamente su lectura para quien quiera iniciarse en el BDSM de la mano de un gran Dominante.



Sobre el collar y su poder

    El título de la entrada es muy ilustrativo, de modo que no cabe hacer puntualizaciones ni dar excesivas explicaciones respecto al mism...