MATERIALES DE PLACER
VOLUMEN 1. INTRODUCCIÓN AL BONDAGE: ESPOSAS, GRILLOS y
GRILLETES
En la entrada
anterior os hablé sobre las fantasías más ligadas a la parte sexual del BDSM,
sin embargo no se queda ahí y en el siguiente volumen hablaré sobre la fantasía
de dominación más en la vida cotidiana, la que podríamos considerar como la
segunda parte del artículo anterior sin llegar a serlo directamente.
Ahora, y cerrando
momentáneamente el apartado de las fantasías, permíteme que te adentre en un
mundo que, a mí particularmente, me fascina y excita: Los materiales de placer,
aunque también me gusta llamarlos instrumentos de placer. Se trata, como no, de
todos aquellos instrumentos o materiales con los cuales convertiremos el BDSM,
y la relación Amo/sumisa, en mucho más que una fantasía, mucho más que juegos.
Me gustaría señalar,
antes de entrar en materia, que dentro del BDSM existen distintos matices, pero
quizás el más delicado sea el del masoquismo y el sadismo. ¿Y por qué digo
esto? Porque a lo largo de los siguientes volúmenes sobre los materiales de
placer hablaré de instrumentos muy relacionados con este submundo dentro del
BDSM. Como principal aspecto, es importante que sepáis que se puede ser un Amo
sin ser sádico, y ser sádico sin ser Amo, sucediendo lo mismo con las sumisas,
pudiendo ser sumisas a secas o masoquistas a secas. Pero también nos podemos
encontrar con Dominantes con cierta dosis sádica (un servidor) y sumisas con
cierto grado de masoquismo, así como Dominantes sádicos y sumisas masoquistas.
No obstante dejaremos este tema de momento aquí, ya me adentraré en él a su
debido tiempo cuando abra las entradas relativas al dolor.
1º. BONDAGE
El primer concepto
que hemos de tener claro a la hora de hablar de ataduras y grilletes es el de
bondage, que por si no os habíais dado cuenta es la letra B de las siglas que
componen BDSM. Podemos definir el bondage como toda práctica que lleve acabo la
inmovilización, parcial o total, de la sumisa, aunque su práctica no queda sólo
reservada al BDSM y también podemos verla entre vainillas en lo que, mi querida
amiga Lisbed, conoce como vainilla duro.
Sin embargo en el
BDSM vamos un paso más allá de atar simplemente las manos de nuestra sumisa a
la cabecera de una cama, y sirviéndonos de distintos instrumentos podemos
amordazarla, engrillarla, momificarla o incluso suspenderla o encerrarla en la
jaula (sobre las prácticas de enclaustrar y enjaular hablaré a su debido
tiempo). Pero quizás uno de los elementos que más se asocian al bondage son las
esposas, grillos y grilletes, y las cuerdas. Sobre las primeras hablaré hoy, y
sobre las cuerdas y ataduras ya se ocupará mi queridísima amiga Lisbed, quien
disfruta más del uso de estas y su forma artística conocida como Shibari.
El componente erótico
y excitante del bondage lo podemos encontrar en la liberación mental
proveniente de la cesión de la responsabilidad y el ejercicio de la
vulnerabilidad (algo a lo que he hecho referencia en varias entradas). Así, al
verse atada la sumisa confía a su Señor la capacidad de acción sobre su cuerpo
sin más opción que la liberación de su mente y sus preocupaciones. Esta
sensación de tranquilidad provocada por la inhibición del control, sumada al
deseo provocado por la dominación, permite a la sumisa dejarse llevar por su
Amo, pudiendo ejercer así el abandono erótico de su cuerpo y alcanzar lo
conocido como subspace, un estado narcótico provocado por la liberación de las
endorfinas sobre el cual hablaré más adelante, nuevamente asociado con el
dolor.
2º. ESPOSAS
Oh, sí, ¿quién no ha
oído hablar de las esposas o las ha utilizado alguna vez? Es muy usual, en
películas y series, ver como se parodia el uso de las esposas siempre que hay
un o una policía en pantalla, y en muchas ocasiones se escucha la frase de:
¿Por qué crees que me hice policías si no fue para conseguir las esposas
gratis?
Las esposas quizás
sean de las adquisiciones más fáciles de conseguir para nuestro armario
evanescente de las perversiones, ya que no sólo están disponibles en sex shops
(aunque en estas tiendas la calidad es indiscutible), sino también en toda
tienda que tenga en su haber cualquier tipo de juguete inofensivo erótico (un
pack de antifaz y esposas, esposas y plumas, etc.), aunque en este último caso
su calidad será significativamente menor pese a que su funcionalidad será la
misma.
En cuanto a los
tipos de esposas, aunque te resulte curioso existen algunos muy interesantes, a
saber:
- Esposas de rendición. Este tipo de esposas son las típicas
que se ven en películas y series medievales, aquellas que van unidas por una
cadena a otro juego que se engrilla en los tobillos. En la actualidad, por
supuesto, las podemos encontrar bien con una cadena a secas o con una tira
regulable para así acortar o alargar la distancia entre manos y pies. Así, si
las ponemos por delante, tendremos el trasero de nuestra sumisa a nuestra
entera disposición, pero si engrillamos muñecas y tobillos por detrás y las
combinamos con una barra separadora… Bueno, el resultado no puede ser mejor,
pues tendremos toda la delantera para nosotros, así como sus muslos bien
separados para hacer con su coño lo que queramos.
- Esposas unidas por una cadena a una argolla al cuello.
Cualquier movimiento de nuestra sumisa será completamente inútil, pues sus
manos quedan fuertemente inmovilizadas y van unidas la una con la otra mediante
una cadena de no más de 25 cm. con argollas y arandelas soldadas. De esta
manera, si nuestra sumisa mueve los brazos sentirá la presión en el cuello dado
que la anilla central del collar es el eje de la cadena de las esposas. Así, y
con nuestra sumisa a cuatro patas, con sus manos inmovilizadas, y su rostro
apoyado sobre la cama, volveremos a tener disponible tanto su culo como su coño
para nuestro placer y disfrute.
- Esposas para dedos. Probé estas miniesposas en una
ocasión, y no porque sea sumiso o me atraiga esa idea, sino porque no me las
tomaba en serio y tuve unas al alcance de mi mano. Se trata de una réplica en
miniatura de las grandes, al cerrarse el perímetro de su circunferencia no es
mayor al grosor de un pulgar, quedan muy ajustadas y cuando me las puse no pude
evitar descojonarme pues ¿cómo iban a limitar mis movimientos unas esposas tan
pequeñas? Pero lo hacen, y vamos si lo hacen, al sólo mover los cuatro dedos
restantes uno se ve inútil. Gracias a este instrumento podemos inmovilizar a
nuestra sumisa dándole una falsa sensación de libertad, pues si bien podrá
mover sus brazos y manos, no lo puede hacer en su totalidad y está igualmente a
nuestra disposición.
Seguramente existen
muchos tipos y modelos de esposas, aunque aquí yo me he centrado en los más
comunes. Según el tipo de Dominante que seas, gustarás de tener esposas de
basto y frío metal, o bien acolchadas con terciopelo en la argolla. A mí, en lo
personal, me gustan particularmente las completamente metálicas, aunque no
negaré que cuento con unas negras forradas de terciopelo para reducir su tacto
y roce metálico, y teniendo en cuenta que una sumisa que conozco es alérgica al
metal, estas me han venido fantásticamente para cuando he sesionado con ella.
3º. GRILLOS Y GRILLETES
No, cuando hablo de
grillos no me refiero a Pepito Grillo y sus semejantes, sino a esos grilletes
que se ocupan de inmovilizar los tobillos, los cuales por supuesto pueden ir
unidos entre ellos o bien unidos a otra cosa, como una barra separadora, un
potro o una cruz de San Andrés (hablaré sobre este trío de instrumentos más
adelante junto a otros no menos excitantes).
En cuanto a los
grilletes, estos son los típicos que se ven en las pelis o series medievales
con los que se inmovilizan las muñecas y de ellos cuelgan gruesas cadenas o
están empotrados a una pared. No tienen ninguna ciencia, son similares a las
esposas y pueden ir, o no, asociados a otros instrumentos mencionados antes
para los grillos, además de vincularse con estos.
Los grillos y
grilletes son más gruesos que las esposas, su ancho oscila entre los 5 cm Y los
10 o 12 cm.. Suelen estar hechos de distintos materiales acolchados, entre los
que se lista la polipiel, la silicona, las pieles como la gamuza o la propia
piel, aunque también los hay de metal, los cuales a mi parecer le aportan más
estética y erotismo a la inmovilización con su aspecto más rudo y el tintineo
del choque entre el grillete mismo y las cadenas que lo unen.
No es preciso
reiterar lo dicho antes con las esposas, pues los grilletes obedecen a la misma
variedad de tipos y modelos, lo que nos permite tener como único límite a la
hora de utilizarlos nuestra propia imaginación.
4º. LA ESTÉTICA DE LA INMOVILIZACIÓN
A modo de breve
conclusión diré que no hay nada más excitante que ver a nuestra sumisa atada,
esposada o engrillada, vendarle los ojos, inmovilizarle las manos a la espalda
y ponerla en un rincón cuando se le quiere castigar, o bien inmovilizarla sobre
una cruz de San Andrés o un potro para tomar control absoluto de su cuerpo.
El poder que nos
proporciona la inmovilización de nuestra sumisa, el control sobre todo lo que
nos rodea incluido ella misma, sabernos poseedores de un cuerpo al que podemos
hacerle lo que deseemos, tener ala a nuestra merced, dotan al bondage y todos
los instrumentos que lo componen de una fuerza erótica y excitante única e
irrepetible que, en el caso del vainilla duro, los que sólo se quedan en su
superficie jamás podrán llegar a probar, pero nosotros, los miembros del
colectivo BDSM, saborearemos hasta la extenuación.
Sirius B
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