viernes, 1 de mayo de 2020

MATERIALES DE PLACER VOLUMEN 1. INTRODUCCIÓN AL BONDAGE: ESPOSAS, GRILLOS Y GRILLETES



MATERIALES DE PLACER
VOLUMEN 1. INTRODUCCIÓN AL BONDAGE: ESPOSAS, GRILLOS y GRILLETES

  En la entrada anterior os hablé sobre las fantasías más ligadas a la parte sexual del BDSM, sin embargo no se queda ahí y en el siguiente volumen hablaré sobre la fantasía de dominación más en la vida cotidiana, la que podríamos considerar como la segunda parte del artículo anterior sin llegar a serlo directamente.
  Ahora, y cerrando momentáneamente el apartado de las fantasías, permíteme que te adentre en un mundo que, a mí particularmente, me fascina y excita: Los materiales de placer, aunque también me gusta llamarlos instrumentos de placer. Se trata, como no, de todos aquellos instrumentos o materiales con los cuales convertiremos el BDSM, y la relación Amo/sumisa, en mucho más que una fantasía, mucho más que juegos.
  Me gustaría señalar, antes de entrar en materia, que dentro del BDSM existen distintos matices, pero quizás el más delicado sea el del masoquismo y el sadismo. ¿Y por qué digo esto? Porque a lo largo de los siguientes volúmenes sobre los materiales de placer hablaré de instrumentos muy relacionados con este submundo dentro del BDSM. Como principal aspecto, es importante que sepáis que se puede ser un Amo sin ser sádico, y ser sádico sin ser Amo, sucediendo lo mismo con las sumisas, pudiendo ser sumisas a secas o masoquistas a secas. Pero también nos podemos encontrar con Dominantes con cierta dosis sádica (un servidor) y sumisas con cierto grado de masoquismo, así como Dominantes sádicos y sumisas masoquistas. No obstante dejaremos este tema de momento aquí, ya me adentraré en él a su debido tiempo cuando abra las entradas relativas al dolor.

1º. BONDAGE

  El primer concepto que hemos de tener claro a la hora de hablar de ataduras y grilletes es el de bondage, que por si no os habíais dado cuenta es la letra B de las siglas que componen BDSM. Podemos definir el bondage como toda práctica que lleve acabo la inmovilización, parcial o total, de la sumisa, aunque su práctica no queda sólo reservada al BDSM y también podemos verla entre vainillas en lo que, mi querida amiga Lisbed, conoce como vainilla duro.
  Sin embargo en el BDSM vamos un paso más allá de atar simplemente las manos de nuestra sumisa a la cabecera de una cama, y sirviéndonos de distintos instrumentos podemos amordazarla, engrillarla, momificarla o incluso suspenderla o encerrarla en la jaula (sobre las prácticas de enclaustrar y enjaular hablaré a su debido tiempo). Pero quizás uno de los elementos que más se asocian al bondage son las esposas, grillos y grilletes, y las cuerdas. Sobre las primeras hablaré hoy, y sobre las cuerdas y ataduras ya se ocupará mi queridísima amiga Lisbed, quien disfruta más del uso de estas y su forma artística conocida como Shibari.
  El componente erótico y excitante del bondage lo podemos encontrar en la liberación mental proveniente de la cesión de la responsabilidad y el ejercicio de la vulnerabilidad (algo a lo que he hecho referencia en varias entradas). Así, al verse atada la sumisa confía a su Señor la capacidad de acción sobre su cuerpo sin más opción que la liberación de su mente y sus preocupaciones. Esta sensación de tranquilidad provocada por la inhibición del control, sumada al deseo provocado por la dominación, permite a la sumisa dejarse llevar por su Amo, pudiendo ejercer así el abandono erótico de su cuerpo y alcanzar lo conocido como subspace, un estado narcótico provocado por la liberación de las endorfinas sobre el cual hablaré más adelante, nuevamente asociado con el dolor.

2º. ESPOSAS

  Oh, sí, ¿quién no ha oído hablar de las esposas o las ha utilizado alguna vez? Es muy usual, en películas y series, ver como se parodia el uso de las esposas siempre que hay un o una policía en pantalla, y en muchas ocasiones se escucha la frase de: ¿Por qué crees que me hice policías si no fue para conseguir las esposas gratis?
  Las esposas quizás sean de las adquisiciones más fáciles de conseguir para nuestro armario evanescente de las perversiones, ya que no sólo están disponibles en sex shops (aunque en estas tiendas la calidad es indiscutible), sino también en toda tienda que tenga en su haber cualquier tipo de juguete inofensivo erótico (un pack de antifaz y esposas, esposas y plumas, etc.), aunque en este último caso su calidad será significativamente menor pese a que su funcionalidad será la misma.
  En cuanto a los tipos de esposas, aunque te resulte curioso existen algunos muy interesantes, a saber:
- Esposas de rendición. Este tipo de esposas son las típicas que se ven en películas y series medievales, aquellas que van unidas por una cadena a otro juego que se engrilla en los tobillos. En la actualidad, por supuesto, las podemos encontrar bien con una cadena a secas o con una tira regulable para así acortar o alargar la distancia entre manos y pies. Así, si las ponemos por delante, tendremos el trasero de nuestra sumisa a nuestra entera disposición, pero si engrillamos muñecas y tobillos por detrás y las combinamos con una barra separadora… Bueno, el resultado no puede ser mejor, pues tendremos toda la delantera para nosotros, así como sus muslos bien separados para hacer con su coño lo que queramos.
- Esposas unidas por una cadena a una argolla al cuello. Cualquier movimiento de nuestra sumisa será completamente inútil, pues sus manos quedan fuertemente inmovilizadas y van unidas la una con la otra mediante una cadena de no más de 25 cm. con argollas y arandelas soldadas. De esta manera, si nuestra sumisa mueve los brazos sentirá la presión en el cuello dado que la anilla central del collar es el eje de la cadena de las esposas. Así, y con nuestra sumisa a cuatro patas, con sus manos inmovilizadas, y su rostro apoyado sobre la cama, volveremos a tener disponible tanto su culo como su coño para nuestro placer y disfrute.
- Esposas para dedos. Probé estas miniesposas en una ocasión, y no porque sea sumiso o me atraiga esa idea, sino porque no me las tomaba en serio y tuve unas al alcance de mi mano. Se trata de una réplica en miniatura de las grandes, al cerrarse el perímetro de su circunferencia no es mayor al grosor de un pulgar, quedan muy ajustadas y cuando me las puse no pude evitar descojonarme pues ¿cómo iban a limitar mis movimientos unas esposas tan pequeñas? Pero lo hacen, y vamos si lo hacen, al sólo mover los cuatro dedos restantes uno se ve inútil. Gracias a este instrumento podemos inmovilizar a nuestra sumisa dándole una falsa sensación de libertad, pues si bien podrá mover sus brazos y manos, no lo puede hacer en su totalidad y está igualmente a nuestra disposición.
  Seguramente existen muchos tipos y modelos de esposas, aunque aquí yo me he centrado en los más comunes. Según el tipo de Dominante que seas, gustarás de tener esposas de basto y frío metal, o bien acolchadas con terciopelo en la argolla. A mí, en lo personal, me gustan particularmente las completamente metálicas, aunque no negaré que cuento con unas negras forradas de terciopelo para reducir su tacto y roce metálico, y teniendo en cuenta que una sumisa que conozco es alérgica al metal, estas me han venido fantásticamente para cuando he sesionado con ella.

3º. GRILLOS Y GRILLETES

  No, cuando hablo de grillos no me refiero a Pepito Grillo y sus semejantes, sino a esos grilletes que se ocupan de inmovilizar los tobillos, los cuales por supuesto pueden ir unidos entre ellos o bien unidos a otra cosa, como una barra separadora, un potro o una cruz de San Andrés (hablaré sobre este trío de instrumentos más adelante junto a otros no menos excitantes).
  En cuanto a los grilletes, estos son los típicos que se ven en las pelis o series medievales con los que se inmovilizan las muñecas y de ellos cuelgan gruesas cadenas o están empotrados a una pared. No tienen ninguna ciencia, son similares a las esposas y pueden ir, o no, asociados a otros instrumentos mencionados antes para los grillos, además de vincularse con estos.
  Los grillos y grilletes son más gruesos que las esposas, su ancho oscila entre los 5 cm Y los 10 o 12 cm.. Suelen estar hechos de distintos materiales acolchados, entre los que se lista la polipiel, la silicona, las pieles como la gamuza o la propia piel, aunque también los hay de metal, los cuales a mi parecer le aportan más estética y erotismo a la inmovilización con su aspecto más rudo y el tintineo del choque entre el grillete mismo y las cadenas que lo unen.
  No es preciso reiterar lo dicho antes con las esposas, pues los grilletes obedecen a la misma variedad de tipos y modelos, lo que nos permite tener como único límite a la hora de utilizarlos nuestra propia imaginación.

4º. LA ESTÉTICA DE LA INMOVILIZACIÓN

  A modo de breve conclusión diré que no hay nada más excitante que ver a nuestra sumisa atada, esposada o engrillada, vendarle los ojos, inmovilizarle las manos a la espalda y ponerla en un rincón cuando se le quiere castigar, o bien inmovilizarla sobre una cruz de San Andrés o un potro para tomar control absoluto de su cuerpo.
  El poder que nos proporciona la inmovilización de nuestra sumisa, el control sobre todo lo que nos rodea incluido ella misma, sabernos poseedores de un cuerpo al que podemos hacerle lo que deseemos, tener ala a nuestra merced, dotan al bondage y todos los instrumentos que lo componen de una fuerza erótica y excitante única e irrepetible que, en el caso del vainilla duro, los que sólo se quedan en su superficie jamás podrán llegar a probar, pero nosotros, los miembros del colectivo BDSM, saborearemos hasta la extenuación.

Sirius B

Sobre el collar y su poder

    El título de la entrada es muy ilustrativo, de modo que no cabe hacer puntualizaciones ni dar excesivas explicaciones respecto al mism...