Antes de iniciar
esta entrada, quiero pedir disculpas a mis lectores y lectoras por la tardanza,
sé que llevo varias semanas sin publicar nada, pero con toda esta crisis
mundial y nacional provocada por la actual pandemia, y trabajando yo en una
entidad de ámbito social, he tenido un exceso de trabajo, y ello sin olvidar el
último mes de mi primer año en mi programa de doctorado. Hace unos días que
inicié mis vacaciones, pero antes de ponerme las pilas con el blog y el resto
de redes sociales, me sumergí en un pequeño periodo de desconexión pues, como
siempre digo, tanto en la vida como en el BDSM se precisa de una claridad y una
paz mental para poder disfrutar de lo que se hace, y siendo el BDSM parte
fundamental de mi vida (no sólo de mi sexualidad) no quería escribir chapuzas.
Dicho lo cual, y
reiterando mis más sinceras disculpas para todos mis lectoras y lectores,
entremos en materia, que seguro que ya hay ganas.
Dicho lo anterior, y
ya entrando en el tema de esta entrada, quiero hablar sobre un asunto que he
advertido y que, tras una charla con una amiga sumisa, ambos coincidimos en que
está resultando una cuestión muy preocupante: La total falta de escrúpulos por
parte de algunos especímenes que, por la razón que sea, se sienten “Dominantes”
y, por otra razón igualmente desconocida, por colgarse esa etiqueta se sienten
con el derecho de reclamar para sí, seducir, tentar y, en el peor de los casos,
tocar a la propiedad de otro Dominante.
Por desgracia he
sido conocedor de varios testimonios de Dominantes y sumisas que se han sentido
atropellados y acosadas respectivamente, por otros “Dominantes”, unos porque
han tocado o usado a sus propiedades sin su previo consentimiento, y las
segundas porque aún señalando que pertenecen a un Señor, parece que estos
especímenes prefieren mostrarse ciegos e ignorar este aviso y se atreven a
imponer su voluntad sobre aquellas.
Es muy posible, y
sinceramente creo que esta es la principal razón de esta problemática, que
estos advenedizos que, bien por moda o bien por morbo, se suben al carro del
BDSM se creen que por colgarse la etiqueta de Dominante ya son amos de toda
sumisa que se cruce en su camino, independientemente si esta, primero, quiere
ser suya, y segundo, tenga o no señor. Además, hay alguno de estos atropelladores
que adoptan una actitud chulesca y dicen que las sumisas no tienen por qué
pertenecer a un único señor, o no tiene por qué ser fieles, o bien optan por
poner sobre la mesa sus miles de años de experiencia, tal como si eso les
concediera el derecho para tomar aquello que es de otros.
Establezcamos un par
de ideas:
-Las sumisas son personas, tienen poder de decisión y no son
animales instintivos, ni putas ni zorras fuera de su rol, de modo que si por
convicción quieren ser monógamas, o guardar fidelidad a un único señor, están
en su derecho y estas dos decisiones, así como todas las que tomen como
mujeres, como seres humanos, son total y absolutamente respetables, y ni las
décadas de experiencia, ni el cartelito de Dominante, pueden privarlas de ello
ni tampoco dan poder alguno a quienes esgrimen estas excusas para imponer su
voluntad sobre otras.
-Y, por otro lado, en el BDSM existen unas normas, unos
protocolos, más allá del CSS y del CRS que promulgo aquí en mi blog, existen
unas costumbres que sirven para mantener la comunidad unida, para mantener la
armonía en eventos, encuentros, chats, fiestas, etc., y dos de estas normas
son: Primero, nada se hace sin consentimiento, de manera que si la sumisa dice
no, es no, punto, no hay más. Y segundo, la propiedad ajena se respeta, si una
sumisa está con su señor, y a este no le da la gana compartirla o cederla, esto
se ha de respetar, y nuevamente ni los años ni ninguna otra excusa que pueda
buscarse otorgan poder alguno para atropellar al Amo dueño de la sumisa.
De manera que aquí
va un consejo para las sumisas/sumisos: Nadie puede obligaros a hacer nada,
nadie puede deciros que porque se es Dominante se tiene poder sobre vosotros,
nadie puede obligaros a ir en contra de vuestros principios, límites e ideales
por muchos años de experiencia que se tenga.
Y un consejo para
los Dominantes/Dóminas: Vuestra propiedad os pertenece, y así como tenéis poder
para cederla o compartirla si así lo deseáis y contáis con su consentimiento y
consenso, también tenéis derecho a decir que no, a defender lo que es vuestro y
a exigir el mismo respeto que pueda pediros otro Dominante con x años más de
experiencia que vosotros.
Sirius B
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