Ya hace algo más de
cuatro meses que salí de la mazmorra y liberé al dominante que tenía escondido
en ella, me he reunido con otros miembros de mi colectivo, he entablado
amistades y conocido experiencias de otros dominantes, he asistido a quedadas,
charlas y debates, y aún hoy continúo mi aprendizaje con la lectura de los
Cuadernos de BDSM, los blogs de otros dominantes y sumisas, el de mi amigo y
maestro El Faro y el de mi amiga Little Brat respectivamente y sólo por citar
alguno, y ello porque, tal como he dicho en otro post, en el BDSM, como sucede
con cualquier disciplina o ciencia, jamás se deja de aprender.
Sin embargo, y antes
de continuar con otros escritos de análisis más personales, por así decirlo, a
consejo de mi buen amigo El Faro, he decidido escribir sobre lo que yo llamo
las tres bases fundamentales sobre las que se asienta el BDSM o cualquier
práctica que pueda verse circunscrita a él, a saber:, consenso, seguridad y
sensatez, y esto de cara a dejar claro lo que, a mi parecer, implican estas
tres piedras angulares que sustentan este fantástico y rico mundo plagado de
matices, lo que no obsta para que en todos y cada uno de ellos se respeten
estos tres pilares.
Antes de entrar
concretamente en cada uno de los conceptos, resulta interesante dar una
pincelada sobre su origen, el cual se debe a David Stein, quien acuñó el citado término en 1983 y
originalmente para el Comité de la GMSMA (Gay Male S/M Activists, la mayor organización
homo sadomasoquista), y ya con posterioridad, con el crecimiento de la escena
BDSM, su terminología fue finalmente adoptada por nuestro colectivo, el cual,
por si no ha quedado del todo claro, pone especial énfasis en el cumplimiento
de las mismas en relación con las prácticas, aunque incluso dentro del propio
colectivo hay debates, dado que con posterioridad surgieron términos como el
RACK o el metaconsenso, sobre los cuales, de ser preciso, más adelante dedicaré
un post.
Es también de
mencionar que, y en cualquier caso, yo tomo estos pilares como básicos (y como
yo muchos otros dominantes), pero no por ello me escudaré tras ellos para
criticar a los practicantes de la neo guard, es decir, los que abogan y
defienden tanto a RASK y al metaconsenso, como siempre digo, toda práctica es
respetable siempre y cuando no atraviese la delgada línea del maltrato, el
abuso y el salvajismo impropio de nuestro colectivo… Lo que es yo, prefiero
seguir siendo de la old guard y tomar mi rol con estas tres bases, además de
las que en repetidas ocasiones he mencionado (ver: “El dominante que soy y el
Amo que quiero ser” y “Sinceridad, respeto y confianza”
1º. CONSENSO
Consenso, o su
versión en inglés, consensual, se puede definir como el acuerdo expreso de las
partes respecto de las prácticas o la relación BDSM, su intensidad y forma,
para lo cual, como he dicho, ambas partes han de expresarse transparente y
abiertamente, dejando claros sus límites, preferencias, etc., para que de esa
manera se dé o no el consentimiento, requisito básico y esencial para que sea
una relación sensata y segura (ya explicaré su interrelación infra).
Por supuesto, y creo
que esto no hace falta que lo diga, el consentimiento no ha de darse ni bajo
presión ni coacción, ya que, y hablando en términos jurídicos, este se vería
viciado y carecería de toda validez, transformando la potencial relación BDSM
en maltrato y/o abuso, todo lo contrario a lo que significa ser parte del
colectivo.
Es importante
señalar que ningún dominante debe considerar por dado el consentimiento de una
sumisa sólo por el mero hecho de serlo o interactuar con él, y conozco de casos
que lo han hecho, pues el mismo ha de darse de forma libre, clara y expresa,
sin dar lugar a confusión o interpretaciones subjetivas, dado que desde ese
momento todo puede echarse a perder.
Me gustaría indicar
que, y aunque pueda pensarse lo contrario, a mi parecer el consentimiento ha de
ser mutuo, es decir, no es algo exclusivo del rol sumiso, pues un dominante
puede o no acceder a practicar alguna idea o fantasía propuesta por su sumisa,
y dicho consentimiento puede negarse por múltiples causas, tanto porque no
quiera llevar a cabo cierta práctica, porque no haya disfrutado de ella ya
habiéndola probado, o por algo tan simple como su inexistente curiosidad o
gusto por ella; así por ejemplo, en mi caso no me gusta para nada el control
financiero, o el dominio sobre las amistades o relaciones personales de mi
futura sumisa, ni tampoco intervenir en su vida familiar o laboral, puedo
animarla, ayudarla y guiarla a la consecución de sus metas, pero en ningún caso
tomaré el control de tales ámbitos.
En definitivas: El
consentimiento es la confirmación libre, clara y expresa que dan las partes
para disfrutar de una relación BDSM, sea en la modalidad que sea, sensata y
segura, respetuosa, sincera y transparente, no en vano esta primera norma
básica engloba en ella muchos otros aspectos quizás más secundarios pero
igualmente relevantes.
2º. SEGURO
Seguridad, un
término que ha de ser primordial en toda práctica BDSM y que puede definirse
como el conocimiento que se tiene de la adecuada y correcta puesta en marcha de
las fantasías, el uso de los juguetes/herramientas, así como respecto a la
prevención de riesgos y daños irreparables que pueden llegar a producirse.
Así pues, y de
acuerdo con mi maestro El Faro, para calibrar la seguridad el Amo podría
formularse la siguiente pregunta: ¿Si en este momento cayese aquí fulminado, la
sumisa quedaría a salvo y podría ayudarme? A mi criterio es una excelente
pregunta, y tal como dice mi amigo y maestro, si la respuesta es negativa
entonces hay que replantearse la práctica; a modo de ejemplo: Si se inmoviliza
a la sumisa con grilletes, cuerdas, etc., se le ha de proporcionar un medio de
poder liberarse o socorrernos de ser necesario, por supuesto conservando el morbo
y el atractivo del juego, después de todo ha de estar verdaderamente
inmovilizada sin posibilidad de soltarse con excesiva facilidad.
La seguridad también
se enfoca respecto a otros ámbitos más íntimos, como son por ejemplo la
prevención de ETS en los casos de relaciones Amo/sumisa abiertas o las cuales
puedan entrañar algún tipo de riesgo de este tipo, para lo cual sería
recomendable un control periódico (que no seguido) para evitar sorpresas
inesperadas, y aún más en los casos de parejas BDSM considerablemente
promiscuas.
Por otro lado, la
seguridad ha de circunscribirse al ámbito, como he señalado antes, de los
juguetes y herramientas, ya que han de usarse de forma responsable (sensatez) y
con el consentimiento expreso de la otra parte (consenso), conociendo los
riesgos físicos que puedan producir (en el caso de herramientas muy intensas
como pueden ser un látigo o una vara), pero también en el aspecto de la
humillación y el masoquismo emocional, sea en el grado que sea, ya que son
prácticas que de llevarse a cabo en entornos inseguros o sin medidas de
seguridad adecuadas, podrían conllevar daños severos tanto psíquicos como
emocionales en quien los padece.
Sin consenso no
puede haber BDSM, pero sin seguridad tampoco, y es importantísimo que una sumisa
tenga clara una cosa: Si la seguridad del dominante es crucial, la de ella es
diez veces más trascendental, no en vano será la amordazada, atada, engrillada,
azotada, vejada, etc., y por lo tanto si el dominante en la primera sesión no
le recuerda y exige unas normas de seguridad básicas, como es el caso de la
palabra de seguridad, no está actuando con sensatez ni seguridad, de modo que
no está obligada a consentir ningún tipo de práctica sobre su cuerpo.
La seguridad es una
cuestión de ambas partes, al igual que el consenso, y si bien los dos
participantes han de tener las medidas de seguridad claras, recae en manos del
dominante recordárselas a la sumisa cuando corresponda, y jamás ha de primar su
placer por encima de la seguridad, de forma que si la sumisa le dice que ha de
realizar una llamada de seguridad o enviar un mensaje a un contacto cada X
horas, esto ha de cumplirse a rajatabla de cara a proporcionar a la sumisa la
tranquilidad y la confianza necesarias para una total entrega a su Amo (sea en
sesión aislada o a lo largo de una relación prolongada), así que el Amo, le
guste o no, deberá cesar toda actividad en el momento en el que se tenga que
cumplir con algún protocolo de seguridad, eso sí, con cabeza y criterio,
serenando primero a la sumisa para que hable con su voz normal (en el caso de
una llamada) o escriba con un pulso firme (en el de los mensajes).
Es posible que con
el tiempo, según crezca la confianza de la sumisa en su Amo, lo cual sucederá
si hay seguridad, respeto, sinceridad y sensatez, las medidas y protocolos de
seguridad que impliquen a terceros (como es una llamada o un mensaje)
disminuyan o desaparezcan, aunque la seguridad siempre ha de existir del modo
que sea, y principalmente por medio de la palabra de seguridad y algún tipo de
alarma o práctica consensuada y acordada entre las partes, pues, y repito: Sin
seguridad no puede haber consenso, y sin consenso no puede haber BDSM.
3º. SENSATEZ
Definamos la
sensatez como la responsabilidad expresada por ambas partes de cara a practicar
BDSM de manera segura y realmente consensuada, siendo la que en definitivas
cuentas engloba las normas anteriores, en tanto en cuanto implica el
cumplimiento de ciertas obligaciones como son la abstinencia de drogas y
alcohol durante o previamente a una sesión, el no poner en práctica algún tipo
de juego o técnica sin contar con la suficiente experiencia por parte del Amo
(la suspensión por ejemplo) o actuar de forma absurdamente dominante en todo
lugar y en todo momento sin considerar el entorno y sus circunstancias. De esta
manera, podríamos sintetizar este principio en la siguiente frase: Recibe y
toma de tu sumisa sólo lo sensato, y domina y ofrece sólo con sensatez.
Sin sensatez no
puede haber ni consenso ni seguridad, pues si no se presta el consentimiento
con cabeza, responsabilidad y lucidez, este se ve adulterado y viciado (tal
como lo expliqué anteriormente), y si no se lleva a cabo con sensatez las
prácticas, juegos y fantasías, se carece de toda seguridad… Sensatez +
seguridad + consenso= BDSM… Sensatez – Seguridad = A no consenso… Consenso –
sensatez = a no seguridad…. Consenso – sensatez – seguridad = a nada.
Como puede verse,
las normas básicas del BDSM, se conjugan unas con otras para dar forma a este
fantástico mundo, y de fallarse en una las demás se vician, y una vez esto
sucede todo se desmorona. Así mismo, y tal como expliqué en mi post titulado
“Sinceridad, respeto y confianza”, estos tres pilares se ven fuertemente
respaldados y reforzados por los tres eslabones que, y siempre a mi parecer,
han de estar igualmente presentes en toda práctica o relación BDSM del tipo que
sea, conformando así un hexágono que termina transformándose en una vivencia sana,
responsable y placentera para quienes la experimentan.
Sirius B
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