lunes, 12 de agosto de 2019

Soy un dominante y no un machista

 
  Este post, si bien será breve, versa sobre un tema que en lo personal considero de capital importancia de cara a la imagen del colectivo BDSM en tanto en cuanto los que lo practicamos sanamente (siguiendo las 3 columnas básicas) somos muchas veces etiquetados con dos calificativos tan  equivocados como denigrantes: Machistas, y aún peor, maltratadores, y si bien como he dicho en muchas oportunidades no me importa con qué etiqueta se me marque (allá la sociedad y sus prejuicios, yo no cambiaré por ello), es igualmente cierto que estos dos términos resultan insultantes y suponen un atentado a mi persona dado que sólo por ver las relaciones de un modo distinto, se me equipara a lacras sociales como son los maltratadores y los machistas.
  Creo yo que hay muchísimas diferencias entre un dominante y un machista maltratador, o entre una sumisa y una víctima de maltrato, partiendo ya por los tres pilares que sustentan toda práctica BDSM, a saber, consenso, seguridad y sensatez… Yo no veo a un maltratador pidiéndole consensuar su maltrato a su pareja, o velando por su seguridad a través de la observancia de límites y de una palabra de seguridad que detenga su maltrato, ni tampoco lo imagino actuando con sensatez y moderación, con un riguroso autocontrol, cuestiones todas ellas que ha de tener un auténtico dominante para poder preciarse como tal.
  Un auténtico dominante vela y cuida de su sumisa como tal y como persona a través del cumplimiento del principio de “someter a la sumisa respetando a la persona”, para el Amo su sumisa es lo más preciado que posee, cuida de ella, la protege, la ayuda a crecer y a ser mejor sirviéndose de su dominio para ayudarla, respeta sus límites, respeta la palabra de seguridad, su voluntad y su libertad, no la ve como alguien inferior sólo por ser mujer ni como alguien carente de todo criterio, de toda razón… A un machista maltratador ni siquiera se le pasa por la cabeza ninguna de estas cuestiones, de estos principios (entre otros), sino que para él su pareja no es nada, no es nadie, sólo una sombra marchita sobre la que descargar su frustración, su misoginia, su estupidez y su mediocridad y miseria ya no sólo como hombre, que también, sino como ser humano.
  La sumisa se entrega a su Amo en cuerpo y alma porque así lo desea, porque lo ve como una figura de poder, de fuerza, pero también de confianza y buen criterio, desea complacerlo porque de ese modo se siente feliz al cumplir con ese rol que ha estado presente en su fantasía, en su mente y su corazón, porque no sólo lo satisface a él, sino también  a sí misma al hacerlo, porque sabe que cuando diga “rojo” todo se detendrá, porque sabe que puede confiar en su Amo, en su comportamiento, en su sensatez, porque el la cuida, porque la respeta en todas las áreas que ha dejado fuera del rol, y en las que están dentro de aquel no ha abusado de su dominio, porque aun estando sometida sabe que es libre, libre para expresarse con plena sinceridad (siempre con respeto y sumisión), libre para poder ser ella misma ante su Amo, y por encima de todo, libre para decir basta y marcharse cuando quiera… Un machista maltratador ni de broma será visto por su pareja de semejante modo, jamás permitirá que tenga libertad y voluntad de elección, no habrá confianza, respeto ni sinceridad, no habrá más que miedo, terror y angustia…
  Ya por último, y sé que este tema bien da para largo y me dejo mucho en el tintero (pero creo que los auténticos miembros del colectivo lo tenemos claro), el BDSM abarca muchas prácticas, y no sólo se reduce únicamente al SM, existiendo sumisas que son sólo eso, sumisas, y descartando cualquier otra práctica, o practicantes de SM que sólo lo practican y no se sienten ni sumisas ni dominantes… Vamos, en mi opinión creer que el BDSM es sólo látigos, azotes, dolor y humillaciones  es un error, y un error además que nos termina reduciendo a esa imagen que los falsos dominantes y las falsas sumisas han procurado dar de nuestro colectivo, y que nos termina reduciendo a “psicópatas narcisistas” y “niñas con el gusto por el maltrato”… Pues que una cosa quede clara: Yo soy un dominante, no un vulgar y miserable machista maltratador.
 
Sirius B
 

4 comentarios:

  1. Si la persona que tilda a un dominante como maltratador tuviera dos dedos de frente y unas cuantas neuronas sabría que el maltrato está penado por la ley y la dominación no. Ya con eso es más que suficiente para saber la diferencia pero además si a ese sujeto al cual no le hacen conexión las dos neuronas que tiene ni siquiera se informa de lo que es el BDSM y todo lo que implica pues hablará como muchos, sin conocimiento de causa.
    Pero... ¿qué se puede esperar de "personas" que insultan, denigran y agreden a personas homosexuales, de otras etnias, de otras religiones o con discapacidades solo porque no les cuadra en su estupidez que todos somos diferentes y vivimos como nos da la gana?... ¡Qué les peten!

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  2. Tienes mucha razón, littlebrat, gracias por tu comentario

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  3. Un dominante es una persona (o debería ser) madura, responsable y con autocontrol, jamás podrá ser un maltratador. Una persona que valora a su par. Una persona de HONOR.
    Un machista es una persona inmadura, irresponsable, sin autocontrol, jamás podrá ser un Dominante. Una persona que no valora a su pareja. Jamás será una persona de HONOR.

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  4. Totalmente de acuerdo, muchísimas gracias por la aportación, y espero que disfrutes del blog y su contenido

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