El presente post no
va a ser excesivamente largo, ya que en realidad vengo a comentar brevemente
las impresiones e ideas que pude extraer de mi primera quedada el pasado fin de
semana, siendo la más importante de ellas que hay tantas formas de vivir el BDSM
como dominantes y sumisas existen, y ello porque cada uno lo experimenta y lo
traslada a su vida del modo que mejor le plazca; trasladando esto a mi propia
vida, me da la tranquilidad, quizás ya tenida pero no del todo afianzada, de
poder experimentar el BDSM tal como lo quiera hacer, siempre y cuando me ajuste
a las tres bases esenciales y comunes: Consenso, seguridad y sensatez.
Por otro lado, al
estar en un ambiente común a mis gustos pude presenciar el dominio ejercido por
algunos amos sobre sus sumisas, concretamente dos, algo que trajo a mi mente el
refuerzo que necesitaba, tal como sucediese cuando conocí distintos juguetes
(el potro, la cruz de San Andrés, etc.) y logré sacarlos al exterior y hacerlos
reales, fue como saber que esto que durante años fue sólo fantasía, llegado el
caso será totalmente veraz.
Otra cuestión que me
llamó poderosamente la atención fue el hecho, o mejor dicho, la confirmación
que cualquiera puede llegar a transformarse en sumisa, incluso una chica que en
realidad no ha tenido contacto con el BDSM de modo alguno, siempre y cuando por
supuesto tenga la disposición y la tendencia, aunque sea de forma
subconsciente, de ser sumisa y conozca el BDSM de un modo sano con un buen
dominante que sepa introducirla con buen juicio y criterio… ¡Ah! Y en relación
a esto debo añadir que, y contrariamente a lo que se suele pensar, el colectivo
de los dominantes no es sólo terreno de hombres o el de las sumisas sólo de
mujeres, ni tampoco las dominas son unas machorras ni los sumisos son unos
enclenques, y puedo dar fe de ello porque ese día de seis dominantes que
éramos, dos eran dominas y de las mejores que he conocido, y sus dos sumisos
eran tíos que en apariencia jamás se pensaría que lo son a simple vista; esto
viene a echar por tierra el mito mal extendido entre los vainillas de que en
nuestro colectivo los hombres son los dominantes y las mujeres son las sumisas,
o que las dominas sólo lo son con hombres débiles.
Por cierto, y esto
va dirigido a todo vainilla que quiera saberlo: Los dominantes no somos
Cristian Gray, no tenemos un físico despampanante ni una cuenta bancaria sin
fondo alguno, somos personas normales y corrientes, chicos y chicas que sabemos
cómo ejercer un magnetismo muy especial en quien así lo deseamos, hacernos poco
a poco con su confianza y sumisión hasta hacerlas nuestras; para el dominante
auténtico no es necesario ganarse el respeto y la sumisión de su pareja a golpe
de talón, sino siendo nosotros mismos y contando con el consentimiento y
confianza de la otra persona.
En relación con lo
anterior, he de decir que los miembros del colectivo BDSM somos personas
normales y corrientes, algunos en extremo freaks y con inquietudes como
cualquier ser humano; y si bien esto yo lo sabía gracias a la lectura de
artículos y blogs que así lo reflejaban, es igualmente cierto que gracias a
esta quedada puedo rendir cuenta de ello y decirlo con conocimiento de causa…
¡Somos un puñado de freaks! Y por cierto, tampoco dejamos de disfrutar de
algunos placeres freaks como son, por ejemplo, las películas Disney u otro tipo
de cine, no somos unos seres apagados, oscuros o siniestros, adustos y serios
que van por ahí látigo en mano practicando spanking o azotando al mundo.
Otro aspecto
positivo de la quedada fue el hecho, como ya he dejado caer, de estar rodeado
de personas con las que comparto este ambiente, algo que fue en extremo
positivo pues pude plantear dudas, inquietudes y conocer de primera mano
historias y experiencias curiosas que vinieron a darme una idea todavía más clara,
siendo esto quizás lo mejor: Gracias a reunirme durante horas con gente de mi
ambiente, pude sentirme integrado dentro de una forma de entender la sexualidad
y las relaciones que hasta hace relativamente poco no eran más que fantasías
rodeadas de prejuicios, de manera que saber que no soy el único y poder vivirlo
en carne propia, trasladándolo de la mente a la realidad, me ha dado un plus de
confianza y me ha permitido afianzar todavía más lo que para mí ya es un modo
como cualquier otro de vivir mi sexualidad y mis futuras relaciones de pareja.
Sirius B
En la variedad está el gusto caballero.
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