Como dejo claro en
la presentación de mi blog, no hace mucho que decidí aceptar mi lado dominante
e iniciar la búsqueda de mi integración en el colectivo del BDSM, esa
extraordinaria y nunca bien ponderada forma de entender las relaciones, la
sexualidad, e incluso, hasta el mundo y la vida. Aunque todavía me queda un
extenso camino por delante, ya que como en cualquier disciplina jamás se deja
de aprender, tengo que decir que tras la lectura de varios artículos, blog y
opiniones, así como un espectacular encuentro con dos dominantes a los que
respeto muchísimo, he podido por fin encarrilar mi camino, asentar del todo mis
convicciones y empezar a perfilar el tipo de dominante que soy y, en
consecuencia, el Amo que seré el día en que logre encontrar a mi sumisa.
Por lo tanto, y como
consecuencia de lo anterior, quiero dejar claros dos puntos: En primer lugar,
en ningún caso esta lista enumera las cualidades o virtudes que otros
dominantes tienen que tener, ya que, por un lado, siendo principiante no tengo
ni los conocimientos ni la experiencia como para hacer algo así, y por otro,
cada cual puede entender y vivir el BDSM como mejor le parezca mientras cumpla
las tres normas básicas y esenciales; en definitiva, esta lista es una mera
enumeración personal, es decir, las cualidades que yo tengo, y que por tanto,
aspiro a poner en práctica cuando por fin encuentre a mi sumisa. Y, en segundo
lugar, no se trata de algo cerrado y que no pueda sufrir variaciones, estoy
seguro que las sufrirá si se da el caso, bien por conocer más y más el BDSM
(con el paso del tiempo) o bien porque al ponerlas en práctica he de
perfilarlas; por decirlo de algún modo, estas son las bases sobre las cuales
quiero erigirme como dominante y futuro amo, sobre ellas pretendo ir
construyendo mi identidad BDSM, mejorándola, variándola y ampliándola.
Ya como último
matiz, tengo que decir que la lista no está ordenada por orden de preferencia,
considero que todas estas cualidades han de estar en un perfecto equilibrio si
deseo ser en el futuro un buen Amo, por lo tanto la primera es tan importante
como la última.
1º) Autoridad. Cualquiera podrá decir que esto es de cajón,
si eres un dominante y aspiras a ser un Amo has de tener autoridad, sin embargo
los modos de alcanzar esa autoridad pueden ser muchos y variados, y yo abogo
por conseguirla de la mejor forma posible, es decir, a través de la aplicación
de mis valores y principios personales; además mi autoridad será
lógicamente moderada y sensata, ajustada
a los límites del juego y del acuerdo que haya alcanzado con mi sumisa, para
que de ese modo los dos disfrutemos sana y placenteramente de la misma. Ejemplo
práctico: No es lo mismo imponer mi autoridad con una absurda y constante
imposición de castigos, que hacerlo a través de ganarme su respeto y
demostrarle que bajo mi dominio no sólo disfrutará, sino que incluso, en las
parcelas que así ella me permita llegado el caso, no haré un uso abusivo de la
misma.
2º) Posesividad. Como tengo claro que a lo que aspiro es a
una sumisa-pareja, mi intención es que en los momentos en los cuales estemos
dentro de los roles, e incluso si llegamos a vivir algo así a medio camino de
una relación 24/7, quiero que en todo momento tenga presente que es mía y sólo
mía, que yo soy su Amo, su Dueño, y procurar que lo experimente de todas las
formas posibles; por supuesto, y esto lo tengo más que claro, pero lo matizo
para evitar confusiones equivocadas, soy y seré plenamente consciente que esto
es un rol, un juego, no la realidad como tal, porque una persona no puede ser
literalmente propiedad de otra en ningún rincón civilizado… No obstante, y
permitiéndonos el BDSM experimentar esa sensación de posesión de un modo
consensuado, sensato y seguro, pretendo explotarlo tanto como se pueda. Ejemplo
práctico: Aunque yo la sienta mía y ella me sienta a mí como su dueño, ella es
plenamente libre para tomar una decisión tan crucial como es finalizar la
relación… Sé que es obvio, sé que es lógico, pero es quizás la mejor situación
que puede ilustrar lo que intento decir.
NOTA: Hay desaprensivos que hacen del BDSM una práctica
retorcida que despoja a la sumisa de toda voluntad y libertad, la vejan y la
reducen a nada; en mi opinión, y sé que es compartida por los auténticos
dominantes y sumisas que disfrutamos sanamente del BDSM, estos individuos son
seres deleznables y bajos, la lacra responsable de la mala imagen que el
colectivo BDSM tenemos en la sociedad.
3º) Rudeza. Aquí entro en un terreno más personal, aunque
para que no se preste a la confusión procedo a explicarlo: Entiéndase rudeza no
a la concepción vulgar y violenta que tiene el típico machito ibérico
absurdamente chulo, sino aquella que puede enmarcarse dentro de los límites del
BDSM, que me sirva para conducirme y conducirla al placer, a esa sensación de
dominio que ambos dos perseguimos con su sometimiento, esto es, emplear una
actitud ruda cuando proceda, cuando se preste al juego, a los roles. Ejemplo
práctico: Atraparla con rudeza por las muñecas para robarle un beso, darle una
nalgada, someterla de forma sorpresiva, etc.
4º. Respeto. El respeto es para mí fundamental, es una de
las máximas del BDSM dado que de no existir aquel el consenso, la seguridad y
la sensatez perderían todo su significado; sin embargo el respeto, y siempre a
mí parecer, no ha de circunscribirse únicamente a las prácticas BDSM en las
sesiones o en la “relación 24/7” (respeto a la palabra de seguridad, a sus
límites, a su criterio, etc.), sino también a la relación en sí, y todavía más
si a lo que aspiro es a una sumisa-pareja, y más si quiero ganarme su respeto y
tener sobre ella dominio y autoridad. Ejemplo práctico: Si ella me cuenta un
logro, alguna noticia de su vida, lo que yo no voy a hacer es actuar como un
cretino o como un Amo absurdamente dominante en un contexto como ese.
5º) Confianza. En una relación BDSM la confianza ha de ser
primordial, y a mí parecer en ambas direcciones, ya que si bien es cierto que
mi sumisa me entregará la suya con sus respectivos límites, no es menos cierto
que yo también le entregaré la mía en tanto en cuanto confiaré en que su
sumisión es verdadera y genuina, y que disfruta de mi dominio de forma
auténtica y no hallaré sorpresas desagradables que me pongan en una posición
delicada. Ejemplo práctico: Si consiente a practicar una sesión, no me gustaría
encontrarme al día siguiente con una denuncia de maltrato.
6º) Abierto en mis sentimientos. Jamás he compartido ese
absurdo planteamiento de algunos machotes de que un hombre que expresa sus
sentimientos es menos hombre, o que declarar tu amor a la mujer con la que
compartes tu vida te hace parecer débil, de modo que en mis relaciones procuro
ser expresivo en todos mis afectos, y fue precisamente por esto que me costó
tanto reconocer y liberar mi lado dominante y abrazar el BDSM, por esa errónea
idea de que mostrarme afectuoso o no expresarle mis sentimientos a mi sumisa me
haría parecer un Amo sin autoridad, sin dominio, sin fuerza… ¡ERROR! Gracias a
un dominante al cual respeto mucho, y cuyos escritos fueron uno de los pilares
de mis inicios en el BDSM, descubrí que estaba equivocado, que ternura, cariño
e incluso romanticismo no son conceptos incompatibles con el BDSM y que para
todo hay un momento; de esta forma he podido liberarme aún más, desatar al
dominante que reprimía hasta ahora y dotarlo de un alma y una mente
equilibradas en la que ternura y dominio pueden ir de la mano… Creo que como
ejemplo es suficiente señalar el término de una sesión como uno de los
instantes más idóneos en los que se refleja esta unión.
Me gustaría hacer
dos apuntes ya a modo de conclusión:
1). Como he dicho con anterioridad, todas estas virtudes,
estas cualidades son un conjunto en sí mismas, es decir, unas van ligadas a las
otras y tienen la misma relevancia; no puede haber autoridad sin respeto,
rudeza sin confianza, posesividad sin afecto, o rudeza sin afecto, autoridad
sin confianza ni posesividad sin respeto. Además insisto en que ni se trata de
una lista cerrada e invariable, seguramente con el paso del tiempo, y cuando
encuentre a mi sumisa, la misma se verá ampliada y/o mejorada, ni pretende ser
una guía para aprendices de dominante, pues aún no me atrevería a tutelar a
nadie, sin olvidar que cada quien vive el BDSM según le parezca, y cada cual ha
de encontrar su propio estilo de dominación/sumisión.
2). Y ya como último apunte, me gustaría dejar claro que
bajo estos principios, virtudes y cualidades tan genéricas subyacen otras que
para no hacer excesivamente largo el post no he mencionado: Así dentro del
respeto podría decir la caballerosidad y la capacidad de reconocer mis errores,
dentro de la confianza la sinceridad y la transparencia, dentro de la autoridad
la sensatez y el autodominio, dentro de la afectividad la ternura y la
comprensión, englobadas en la posesividad el cuidado y la lealtad, y bajo la
rudeza el consenso y la seguridad, entre muchas otras que espero poder
descubrirle a mi sumisa cuando la halle.
No sé si soy un buen
o un mal dominante, tal vez a algunos miembros del ambiente le suene ridículo y
a otros todo lo contrario, quizás encuentre sumisas a las que no les guste y a
otras que les encante, pero yo soy así, o al menos quiero y deseo serlo, pues
considero que todas estas cualidades son perfectamente compatibles y no por
existir ternura o cariño he de ser un Amo débil, sino todo lo contrario… En fin,
ya se lo demostraré a mi sumisa el día en que la encuentre.
Sirius B
Como bien dice ternura y amor no son incompatibles con autoridad y dominación. De hecho, es el conjunto de todo ello lo que para mi es un dominante de calidad.
ResponderEliminarNo hay nada más estimulante que hallar un amo en el que puedes encontrar diferentes facetas que te hacen sentir protegida y amada. Esto une todavía más la unión D/s.
Por otro lado y como bien dice, cada dominante y sumisa es un mundo y lo importante es encontrar a la persona con la que te sientas más identificado por compartir ideas parecidas y de esta manera, poder crecer y descubrir nuevas prácticas juntos.
Muchas gracias por tu comentario, y me alegra ver que compartes la perspectiva que le doy a una relación BDSM.
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